Hermenéutica de la imagen en movimiento.
Adiós al Lenguaje es el último film y/ o ensayo cinematográfico del director y pensador francés Jean-Luc Godard, en el que analiza, interpela y deconstruye la imagen en movimiento a través de la experimentación técnica y distintos juegos narrativos que pretenden poner en jaque al lenguaje como mecanismo de comunicación. La patética utilización del formato digital y de la tecnología 3D por los estudios cinematográficos impulsó a Godard a filmar esta obra con cámaras de baja resolución -principalmente teléfonos celulares- para experimentar con las posibilidades tecnológicas y demostrar que cualquiera puede, con un poco de ingenio, realizar una película extraordinaria con bajos recursos y buenas ideas.
En ensayo de Godard juega con las tres dimensiones y la desincronización sonora como si fueran planos superpuestos de imagen y sonido que trastocan y transforman su carácter y la relación del espectador con su percepción del espacio, a la vez que recurre a la historia y a la política para recordar que la televisión nació en Rusia como un dispositivo para vigilar las fronteras y que más tarde fue utilizado por el nazismo como aparato de propaganda, con el fin de exponer su carácter autoritario y complejizar la relación que tenemos con las imágenes y los aparatos.
El film está dividido en dos partes, Naturaleza y Metáfora, creando en ambos paralelismos y simetrías en un tono poético y filosófico que yuxtapone metafóricamente la vida con la muerte, la libertad con el autoritarismo, la cultura y el instinto, y al hombre y a la mujer con un perro que ladra. Godard pone de esta manera a prueba al cine para demostrar dos principios respecto del arte en general. El primero tiene que ver con el desaprovechamiento de las potencialidades de las nuevas tecnologías audiovisuales. El segundo abarca la experimentación narrativa o, mejor dicho, la necesidad de la expansión de todas las formas de expresión de la imagen para promover distintos tipos de interpretación, percepción y experiencias.
En este contexto experimental, envuelto en una serie de citas filosóficas y literarias que involucran a Jacques Ellul, Lord Byron, Mary Shelley, Jack London, Claude Monet y especialmente a Walter Benjamin, entre otros, Godard construye una relación amorosa entre dos parejas (que pueden ser la misma desdoblada o todas las parejas) en la intimidad más cruda y cotidiana para pensar sobre la existencia humana y el instinto a través de las experiencias sexuales y la muerte como estadio último.
La homogeneización de las percepciones, la imposibilidad de la narración de la experiencia singular, la pérdida de la individualidad y la lógica comercial que nubla todo proceso artístico novedoso son algunas de las cuestiones sobre las que Godard reflexiona a través de su interrogación de la producción y la recepción de la imagen en la sociedad actual. Adiós al Lenguaje deja así al cine expuesto a la poética de las imágenes para destruirlo y reconfigurarlo en un movimiento de eterno retorno como dispositivo filosófico y político para escapar de la decadencia y la racionalidad de la imagen actual y su pretendida veracidad, con vistas a adentrarnos en la imaginación y sus posibilidades como creación de nuevas formas de ser, sentir y vivir.