Es una coproducción con Colombia, del director de ese país pero que estudio y se formó en el nuestro, Vladimir Duran. Es la historia de una familia, registrada con un formato súper panorámico que todavía muestra más el encierro de un núcleo de afectos muy especial. Se trata de un niño brillante de 12 años y sus tres hermanas, pero fundamentalmente de una madre que vive encerrada en un cuarto, bajo llave desde el exterior, a la que le pasan comida o algún abrigo por una ventanita de un baño contiguo. Pero esa madre esta, como la materia oscura que describe su hijo al comienzo del film, manejando continuamente a su familia, con su voz y con sus ruidos. Con el mismo director como personaje que pasa películas familiares de otro tiempo idílico. Una capsula de tensiones y deformidades, de dominios y poder, de ternuras y dictados, de asfixia y permisos que en algún momento explota. Un retrato familiar absolutamente particular, que respira verdades y deformidades. Un gran elenco, donde brilla Verónica LLinas, la voz de Rosario Blefari, con Camilo Castiglione, Laila Maltz, Mariel Fernández, Martina Juncadella. Un film exótico, provocador, que se impone al espectador.