A primera vista parece un ejercicio. Pero Vladimir Durán no es un improvisado por lo que coreografía alrededor de Camilo, el protagonista, grandes bailes para terminar hablando de lo que más le gusta: la familia.
La técnica puesta al día en la propuesta, además, resuelve de manera concreta aquellos lugares comunes del cine argentino, elevando a los actores y privilegiando la naturalidad de las acciones.