Adiós entusiasmo

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

Los retratos intimistas sobre familias disfuncionales son moneda corriente del cine independiente en cualquier parte del mundo, a tal extremo que el molde estándar de estas historias (habitualmente desacuerdos generacionales) se puede notar a millas de distancia. Ante esto, es un intento muy noble querer jugar con las mismas fichas pero en un tablero distinto al que se acostumbra. Esta es la búsqueda que se propone Adiós Entusiasmo y lo hace con un afán demasiado excesivo para su bien.

Un asunto de familia

Axel, un niño de diez años, vive con su madre y hermanas en un departamento. Esta convivencia tiene un detalle peculiar: su abuela vive encerrada en una habitación como parte de un tratamiento, y se rehúsa a salir en todo momento. Esta interacción generará no pocas fricciones entre los miembros de la familia.

En materia guion tenemos personajes bien establecidos, cada uno con un conflicto personal a superar. No obstante, la falta de un hilo narrativo concreto es lo que le impide a estos personajes tener un desarrollo que alcance su plenitud. Lo único que se asemeja a un conflicto concreto es cómo los protagonistas intentan persuadir a la abuela a salir de su encierro. La película no da motivos de por qué se metió en el cuarto o por qué se rehúsa a salir, sino que se inclina a ilustrar cómo dicha situación afecta a los miembros de su familia. Cuando este conflicto es dejado de lado, dicho lugar lo ocupan una serie de secuencias aleatorias entre las que destacan un juego de roleplaying y una cena que transcurre en un pasillo.

En materia actoral, tenemos trabajos interpretativos decentes; no hay mucho para admirar o para elogiar. Pero quien consigue destacar es Veronica Llinás: va de la calma a la furia con mucha naturalidad, como es esperable de una actriz de su trayectoria.

Por el costado técnico Adiós Entusiasmo goza de una fotografía y una dirección de arte sobrias. También debe señalarse que tiene una relación de aspecto muy ancha para su propio bien. Se entiende que se buscaba hacer del lugar cerrado un lugar más grande, pero se tiene la sensación de estar viendo la totalidad de la historia a través de una rendija. Por otro lado, si lo que buscaban era meter al espectador en el papel de un voyeur puede decirse que lo lograron, pero de nuevo es solo una suposición.

Conclusión

Ir a contracorriente de lo que se suele mirar es una movida siempre bienvenida, pero sin importar cuál sea el camino a seguir (ser distinto o igual al resto), la meta debe ser siempre la historia y los personajes. Aunque esta historia no carece de dichos componentes, el camino que elige no logra que el espectador conecte con ellos.

Adiós Entusiasmo es un drama familiar diferente, pero con un deseo tan grande de serlo que no consigue que el espectador siga el hilo de su historia. Es una película que va a dejar preguntas. Lo que el tiempo dirá es si el espectador se las seguirá haciendo más allá de la sala.