Ópera prima de Karina Zarfino, "Adiós Querido Pep" es un drama con buenas intenciones que exceden lo cinematográfico, fallido a la hora de plasmarlas dentro de una misma historia.
El tiempo lima las asperezas, o resquebraja más las grietas, eso deberán aprenderlo las tres amigas de "Adiós querido Pep", ganadora 2014 del premio Ópera prima otorgado por el INCAA. Hay un funeral que será el epicentro de la escena que presenta Adiós querido Pep, prácticamente con la única locación de una casa. Pero ese punto neurálgico del escenario, no lo es tanto en la historia, disparada hacia otras cuestiones.
En efecto, el Pep del título es el marido de Marla (Claudia Cantero), y acaba de fallecer. En la casa que compartían en Buenos Aires, se le organiza un velorio perteneciente a un ritual de la religión budista y/o hindú. A esa lugar llegan dos amigas de Marla, que hace mucho no se ven entre sí, luego de una estadía de juventud en Barcelona.
Isabel (Florencia Raggi) llega con Mauro (Facundo Arana), su pareja, las cosas entre ellos no están bien, pero disimulan. Pilar (Marian Bermejo) vuelve de España con su pareja lésbica, aunque decide ocultarla. Zarfino, también responsable del guion, decide contar la historia de ese encuentro, y las reacciones de estas amigas en esa noche.
Principalmente de Pilar y más aún Isabel. De Marla será poco lo que sabremos, porque en sí, su motivación, Pep, nunca adquiere el peso necesario. Isabel deambula por el velorio haciendo catarsis, hay un personaje masculino compuesto por Juan Palomino, que le servirá para liberarse más aún, pero del que también poco sabremos.
Pilar es más sufriente, oculta otros secretos además de su condición sexual. Hay películas que pretenden contar una historia, y atrapar al espectador a través de ella y sus ribetes.
Hay otras que pretenden ser puentes para algo más, una moraleja o enseñanza; este es el caso de "Adiós querido Pep".
A lo largo de sus 90 minutos, se intentará explicar con trazos gruesos, rituales budistas, hindúes, y del chamanismo; de boca de los personajes saldrán frases dignas del más básico manual de autoayuda, y la historia presentará todas las vueltas necesarias, para que las enseñanzas que los personajes tienen que aprender, puedan aprenderlas. Más de una vez pareciéramos estar asistiendo a esas películas ahora tan de moda patrocinadas por grupos evangelistas.
Sobre esta superficie subyace una idea primaria que pudo ser, si bien no original, interesante, utilizar un velorio como recuentro de personas que hace mucho no se ven y tienen cuentas pendientes.
Si el guion se hubiese centrado en los vínculos entre las tres amigas, y le hubiese dado una mayor importancia al objeto del velorio (o directamente decidir dejarlo fuera de plano), hablaríamos de un resultado más concreto y satisfactorio. "Adiós, querido Pep" se asemeja mucho a un relato coral de solo dos personajes y encerrados en un mismo ambiente.
Estéticamente sencilla, con un clima pretendidamente onírico para invocar el asunto espiritual, en sobreabundancia de música ad hoc; no es algo que se pueda reprochar demasiado. El trío protagónico no está mal, simplemente son forzados a decir algunos diálogos demasiado impostados; y nuevamente, el sobrado talento actoral de Cantero aquí no adquiere el tiempo en pantalla necesario.
Por el contrario, Arana y Palomino nunca logran personajes fuertes desde el guion, se entiende ser un film femenino, con personajes masculinos adosados sin la suficiente cohesión.
Quizás Karina Zarfino abarcó demasiado en su ópera prima "Adiós querido Pep". Sobre una historia simple, los reiterados mensajes de superación, los lugares comunes de enseñanza, y el manual de religión para principiantes, no hacen más que opacar una propuesta que de ser más sencilla hubiese ganado en efectividad.