Joseph Haffmann es un reconocido joyero de la ciudad de París en 1941. Su origen judío y las consecuencias que vivió el pueblo en otros países del mundo le hacen tomar la decisión de mandar a su familia a una zona liberada ante la ocupación alemana. Su idea es dejar en su negocio y casa a François Mercier, su empleado de confianza, con su esposa Blanche, para recuperar todo a su regreso. Sin embargo, las cosas se complican más de lo debido y tendrán que trabajar en conjunto para poder sobrevivir.
«El dilema de Mr Haffmann» está basada en una obra teatral de Jean-Phillipe, amigo de Fred Cavayé hace más de 20 años. Pero en vez de realizar una copia fiel, el director decidió tomarse ciertas libertades, usando solo la premisa inicial y llevando a los personajes a diferentes direcciones.
Es así como estamos ante una película que lejos de apelar a las grandilocuencias o al alto impacto de las historias ambientadas en la Segunda Guerra Mundial nos ofrece una historia mucho más contenida, cercana y sensible que busca mostrar las distintas reacciones y decisiones humanas frente a situaciones complejas donde el bien y el mal se desdibujan. Si bien la trama se enmarca dentro de un contexto muy explotado, no se ha tratado tanto en el cine el tema de la cuestión moral. En este caso, el film logra indagar en las acciones de aquellas personas que estaban en una difícil posición entre ayudar al prójimo o salvarse a sí mismo; entre la solidaridad y la ambición. Ambas posturas eran complejas, porque también su propia vida estaba en riesgo.
Si bien es una adaptación de una obra de teatro, el traspaso a la pantalla grande le sienta bien, no se nota demasiado dramatizado. Solo se usa prácticamente una única locación para contar la historia pero logra utilizar cada uno de sus espacios para no generar una monotonía o aburrimiento. Al contrario, consigue crear ese clima opresivo y tensionante que busca la trama. El protagonista se encuentra en peligro todo el tiempo, principalmente cuando ingresan personas no deseadas a la joyería. Por otro lado, es interesante el uso que le dan a los reflejos, tanto los que se muestran en vidrios como espejos, donde muchas veces muestran a todos los personajes en un mismo escenario para ver sus interacciones o lo que produce uno en el otro.
El elenco también tiene mucha importancia dentro del relato. Daniel Auteuil se pone en la piel de Joseph Haffmann; Gilles Lellouche en la de François Mercier y Sara Giraudeau hace de su mujer Blanche. Los tres realizan maravillosas interpretaciones, que van generando en el espectador distintas sensaciones. Lo interesante es que siempre están expuestos a tomar decisiones difíciles y según lo que hagan podemos empatizar con ellos o rechazar sus acciones. Todos evolucionan de una manera diferente a la que comenzaron. Es así como vemos bien plasmadas la degradación moral de algunos personajes, el deseo, la ambición, el conformarse con la situación actual, la manipulación, entre otras cuestiones.
En síntesis, «El dilema de Mr Haffmann» es una película que busca indagar en el comportamiento humano en contextos adversos y cómo según la moral o la ambición se puede reaccionar de una manera determinada. Gracias a las buenas interpretaciones de su elenco, el clima lleno de tensión que se mantiene a lo largo de todo el film y la decisión de contar la historia con sutilezas tanto en la narración como en su estética, la cinta francesa nos propone algo diferente a lo que solemos ver en relación a la Segunda Guerra Mundial. Una historia más contenida, humana y sentida.