Siguiendo la línea de películas de Pixar de «¿qué pasaría si un juguete/sentimiento/alma/auto tuviera sentimientos y vida propia?», llegó al cine «Elementos», la cual se centra justamente en los cuatro elementos de fuego, agua, aire y tierra, que conviven en una misma ciudad a pesar de sus diferencias. Específicamente vamos a seguir a la familia Lumen, la cual tuvo que escapar de su hogar y rehacer su vida en este nuevo lugar. Ahí construyeron una tienda para todos los elementos de fuego, con la promesa de que algún día todo eso quedaría a cargo de la joven Ember. El problema comenzará cuando su mal temperamento haga explotar las cañerías del sótano del local y aparezca Wade, un joven de agua que se desempeña como inspector. Ember hará lo posible para que no le clausuren el negocio y en ese camino empezará a conocer a Wade de una manera más profunda como también a conocerse a ella misma. «Elementos» es una linda y divertida película que habla sobre la relación entre personas diferentes y opuestas, la identidad, los verdaderos sueños, las segundas oportunidades, la inmigración, las tradiciones y presiones familiares, los vínculos entre padres e hijos, entre otras cosas, que permite que los niños puedan disfrutar de las aventuras y los chistes graciosos que provienen de las diferencias entre los elementos y los adultos puedan reflexionar sobre todos estos temas más profundos. El aspecto romántico es uno de los puntos centrales del film, y si bien puede caer en algunos lugares comunes de este tipo de historias y seguir un desarrollo predecible, va un poco más allá de la típica relación entre dos personas opuestas entre sí, sino que además cada una de ellas hace que la otra pueda autodescubrirse, entender quién es, qué quiere y todo lo que puede lograr a pesar de no haber conocido otra cosa o no haber siquiera pensado en ello. Los personajes son bastante adorables y podemos empatizar con ellos. Cada uno tiene una característica especial: Wade es un joven sensible, que conecta con el resto de la comunidad, mientras que Ember tiene una gran determinación y temperamento y está dispuesta a todo para cumplir con su objetivo. Poco a poco los protagonistas van teniendo un desarrollo coherente y positivo, consiguiendo mostrar lo importante de la vida más allá de las cuestiones materiales o heredadas. Los roles secundarios también están bien delineados, ya sea alguien que los ayuda, como también un obstáculo para su relación. Pero la película no solo se queda en el género romántico, sino que profundiza en todos los vínculos en general, sobre todo en las relaciones familiares, las expectativas que ponen los padres sobre sus hijos y cómo ellos pueden llegar a sentir la presión de esas ilusiones. Estos vínculos están muy bien tratados y van a conseguir la emoción necesaria que requiere el film. La animación de los personajes y la construcción de esta Ciudad Elementos está muy lograda. Deslumbra a nivel visual como siempre nos tiene acostumbrado Pixar, jugando con los colores y contrastes de los distintos elementos, aunque tal vez hay algunas cuestiones que no terminan siendo demasiado coherentes. Por ejemplo, el fuego debería quemar en todo momento, como también el agua mojar, pero en algunas escenas esto no se tiene en cuenta. De todas maneras, es un detalle menor pero que hace a la credibilidad dentro de la fantasía. El elenco de voces hace un buen trabajo para darle vida a los personajes. Si bien no son actores de renombre, como pudimos tener en otras oportunidades, realizan una tarea más que lograda para brindarle la personalidad requerida a cada uno de sus roles. A pesar de que todavía se siente que Pixar perdió un poco esa magia que tanto la caracterizaba, que hacía clásicos instantáneos como «Toy Story», «UP» o «Monsters Inc.», con «Elementos» nos brinda una película más que lograda, que consigue atraparnos con la aventura, que cuenta un romance un poco más profundo y que ahonda sobre los vínculos en general con mucha sensibilidad. Una linda historia con personajes entrañables y graciosos que nos harán pasar un buen momento.
Hace poco se estrenó en cines «Blondi», la ópera prima de Dolores Fonzi que también protagoniza junto a un elenco de nombres talentosos y reconocidos, como Rita Cortese, Carla Peterson y Leonardo Sbaraglia. Ahora llegó a Amazon Prime Video para poder disfrutarla también en la pantalla chica. «Blondi» se centra en la mujer del título (Fonzi), quien fue madre a los 15 años y tiene un vínculo muy fuerte y cercano con su hijo Mirko (Toto Rovito). Se dedica a hacer encuestas para vivir y pasa sus días tratando de divertirse y lidiando con su familia: su madre Pepa (Cortese) y su hermana Martina (Peterson) que no está muy conforme con su vida. La ópera prima de Dolores Fonzi es de esas pequeñas historias que van narrando distintos aspectos de la vida cotidiana de forma natural, sin prejuicios ni tapujos. Son distintas situaciones que se van sucediendo. No es que vamos desde el punto a hacia el punto b, sino que la película podría seguir hasta el fin de los tiempos. Es de esas historias que más que contarnos algo puntual habla sobre la vida, algo que no tiene principio ni fin. En este caso, se ahonda sobre los distintos tipos de maternidad, las que fueron madres jóvenes y las que no tanto; las que no se arrepienten de la decisión de haber tenido hijos y las que creen que no tienen la vocación para la crianza. También se trata el tema del aborto, el rol del padre, la felicidad, los sueños, entre otras cuestiones. Las relaciones entre los personajes están bien construidas y nos provocan tanto ternura como gracia. Los diálogos no caen en lugares comunes, son naturales y están plagados de bastante humor. El elenco también es digno de destacar. Como dijimos anteriormente, tenemos un grupo de personas muy talentosas y que interpretan muy bien los roles que les tocan. Dolores Fonzi compone a una mujer despreocupada, con un gran apego a su hijo y si bien tiene algunos comentarios hacia el resto de la familia siempre está para ayudarlos. Toto Rovito (a quien pudimos ver en «Argentina, 1985») sigue consolidándose como una revelación. Un joven maduro, atento y con deseos muy claros. Carla Peterson se pone en la piel de una mujer en plena crisis, que no sabe qué más hacer con su vida y se pregunta si es feliz con su familia. Leonardo Sbaraglia hace de su marido, un pobre tipo con pocas luces pero que quiere hacer lo posible para recuperar a su esposa. Y Rita Cortese, madre de las dos mujeres, tiene intervenciones muy graciosas y ocurrentes. La puesta en escena y la banda sonora acompañan las distintas situaciones, muchas de ellas arriba de un auto, transformándose por momentos en una especie de road movie, donde los personajes presentan transformaciones internas y colectivas. Además, presenta algunos planos interesantes y distintos. En síntesis, el inicio del camino como directora de Dolores Fonzi es bastante prometedor. Con una historia íntima, que mezcla la emoción con la gracia, para ahondar en temas tan universales como humanos, como la maternidad/paternidad, los deseos, las frustraciones y los sueños. Una de esas películas lindas que llegan al corazón.
Luego de 15 años de no volver a la Argentina, Rodrigo llega de Madrid para el funeral de su padre, Jorge Demirjian, un renombrado pintor. No solo deberá transitar el duelo junto a su familia, sino también gestionar las más de 2.000 obras que ha dejado en un viejo taller. «El Legado» es un documental realizado por el propio protagonista como una especie de catarsis o una manera más amena de poder afrontar esta situación tan difícil. A través de conversaciones con su hermana, su madre y otros involucrados repasan un poco lo que fue la vida personal y profesional de Jorge a medida que van poniendo el taller en orden y recuperando algunas de sus obras. Es así como nos enteramos de sus intereses, de su enfermedad y su amor por el arte en cada una de sus formas que también le fue inculcando a sus hijos. Además, esto se mezcla con audios de llamadas telefónicas antiguas entre el director y su padre con conversaciones de todo tipo. Las mismas están acompañadas por una pantalla en blanco o imágenes en blanco y negro a modo de ilustración, para concentrarse únicamente en la voz de los protagonistas y sus diálogos. Durante la hora y media del documental no solo tenemos un acercamiento a la vida de Jorge Demirjian, sino que también se ahonda sobre la paternidad; es algo que le interesa y lo interpela al director. Reflexiona sobre su vínculo con su padre como también acerca de su propio deseo o no de tener hijos y desempeñarse en un nuevo rol. Existen algunos momentos conmovedores, sobre todo en los que participa la madre del director, donde se nota el dolor, la nostalgia del pasado y el deseo de escapar de una situación dura. Pero también hay instantes para el humor y el repaso de anécdotas graciosas o divertidas, haciendo que el documental sea bastante ameno y llevadero. En síntesis, «El Legado» es de esas historias particulares que sirven a modo de reflexión sobre temas universales como la paternidad y los vínculos familiares. Una obra que muestra cómo el cine y el arte en general pueden ser un catalizador y una manera de transitar momentos de duelo.
Hace tiempo que coincidimos que Hollywood se quedó sin ideas y que encontró en el pasado la posibilidad de explotar productos en base a la nostalgia y la actualización de su contenido para las nuevas generaciones con el objetivo de repetir el éxito y obviamente el rédito monetario. Es así como se hicieron una gran cantidad de remakes, secuelas y adaptaciones live-action de un montón de clásicos. Disney es una de las compañías que hace años encontró esta veta y nos viene trayendo cada tanto una nueva adaptación de carne y hueso de sus clásicos animados con distintos resultados. Algunos que funcionaron más como «La Bella y la Bestia» (2017) o «Aladdin» (2019) y otros que les faltó un poco de corazón o respetar más la esencia como «El rey león» (2019) o «Mulán» (2020). Acá nos encontramos nuevamente frente a esta situación con «La Sirenita», film que se estrenó originalmente en 1989, y que traía aparejada la polémica de cambiar la fisionomía de su protagonista, algo que a los más puristas o racistas les parecía una aberración y los más inclusivos y abiertos opinaban que era una buena oportunidad para que muchas niñas afroamericanas pudieran verse reflejadas en una princesa. Independiente de las polémicas, la nueva versión de «La Sirenita» logra sortear todas estas dificultades previas y cautivar a los espectadores con un producto que lejos de ser novedoso mantiene la esencia del film y la traslada de una buena manera a su forma live-action. «La Sirenita», como todos ya sabemos, se centra en Ariel, la hija más joven de Tritón que está obsesionada con los seres humanos y lo que hay en la superficie. Luego de conocer al príncipe Eric tras un naufragio, que demuestra ser todo lo opuesto al retrato que tiene su padre sobre los hombres, hace un pacto con Úrsula para poder ir a la tierra. A cambio de su voz le crecerán piernas y si luego de tres días no se da el beso del verdadero amor volverá a ser una sirena y quedará atrapada bajo los tentáculos de la malvada bruja del mar. La nueva versión de Rob Marshall, un gran conocedor del género musical ya que es el director de «Chicago» (2002), «Nine» (2009) e «Into the Woods» (2014), es bastante fiel a la original. Solamente se suman algunas canciones más al repertorio, se le agrega el parentesco de Úrsula con la sirenita y se le da una mayor dimensión al príncipe Eric, a quien podemos conocer más profundamente, pero luego en líneas generales se respeta la historia tal cual fue concebida. Por un lado eso es bueno porque no se buscó cambiar nada de manera trascendental que ofenda a quienes crecimos con estos cuentos de hadas pero tampoco le aporta mucha novedad al film como para diferenciarse y justificar su existencia. De todas maneras, la película resulta ser una buena mezcla entre entretenimiento y emoción. Halle Bailey se destaca en su papel de Ariel, tanto por su carisma y obstinación como por su talento vocal que deslumbra en cada una de las canciones. Está bien acompañada por tres graciosos animalitos, que en la previa se veían visualmente peor de lo que terminaron siendo. Awkwafina sobresale como siempre con un personaje torpe y divertido como la gaviota Scuttle, demostrando todo su talento y haciéndonos reír con cada aparición, Jacob Tremblay le aporta el miedo y la inocencia características de Flounder y Daveed Diggs es perfecto como Sebastian. Melissa McCarthy como Úrsula, Javier Bardem como Tritón y Jonah Hauer-King como Eric terminan de redondear un elenco muy bien seleccionado. Además, al extender un poco más la duración del largometraje, también se le pudo dar más desarrollo tanto a los personajes, sobre todo a los últimos tres mencionados, como a su background, entendiendo mejor su pasado, sus motivaciones y acciones. No solo nos centramos en Ariel sino que cada uno de los secundarios tienen importancia y tridimensionalidad no solo cumplen con el rol de interés amoroso, villano u obstáculo. La banda sonora también respeta las canciones originales, con algunos retoques en algunos temas para aggionarlos a los tiempos que corren y las nuevas incorporaciones de la mano de Lin-Manuel Miranda se sienten como si siempre hubieran sido parte del film. Alguien que no haya visto la cinta de 1989 probablemente no podría adivinar cuáles fueron añadidas. La ambientación es correcta aunque no deslumbra. Solo en muy pocos momentos podemos apreciar lo que se encuentra bajo el mar, pero no siempre se aprovecha este escenario rico en fauna y flora. De todas maneras el CGI está bien realizado y nada se siente fuera de lo normal o artificial como ha pasado en otras oportunidades. Si bien uno siempre se enfrenta a este tipo de películas con un miedo previo, «La Sirenita» nos muestra que no hay nada que temer. Aunque su existencia pudo no haber sido necesaria (como sucede con todos los live-action porque las versiones animadas suelen ser superiores), el film cumple con su cuota de entretenimiento y emoción, brindándonos una cinta más que convincente y que podrán disfrutar grandes y chicos. El aumento de su extensión no fue caprichosa sino que sirvió para delinear mejor las historias y los personajes, el elenco estuvo muy bien seleccionado e, incluso los animales, que no parecían ser visualmente atractivos y no son de lo más adorables, nos conquistan con sus personalidades y un logrado trabajo de los actores vocales, y la banda sonora queda resonando en nuestra mente. Tal vez se podría haber aprovechado mejor los escenarios acuáticos, pero son solo detalles que no perjudican del todo la experiencia cinematográfica.
Luca, un empleado inmobiliario, trabaja junto a su suegro en la construcción de un condominio en un terreno ferroviario abandonado. Sin embargo, la misma parece no avanzar por la falta de algunos permisos municipales y el hecho de que algunas familias habitan el lugar. Es así como se acercará a un diputado para que lo ayude a sortear estas dificultades. Pero este favor no será gratis y empezará a verse involucrado en una serie de maniobras que al principio parecen ser atractivas pero luego los inconvenientes saldrán a la luz. Dividida en distintos capítulos que van marcando la decadencia del protagonista, «El siervo inútil» nos ofrece un relato donde se aborda la lucha de clases, la ambición, la falta de escrúpulos, la búsqueda de atajos y ventajas, la política, los negocios, el dinero, entre otras cuestiones. Con un ritmo pausado al comienzo pero que se va agilizando con el correr de este metraje bastante corto (menos de 80 minutos de duración), la película nos va mostrando la diferencia entre los distintos personajes, su forma de ser y comportarse, sus conocimientos sobre el entorno, sus intenciones a futuro y los que están dispuestos a hacer para conseguir sus objetivos: vender una casa, preservar el trabajo o escalar en el poder. Es así como el clima de tensión va escalando poco a poco, todos los personajes van llegando a su límite y estamos frente a una olla a presión. El campo como lugar hostil, de trabajo duro y esfuerzo es una buena elección para situar a la historia que se quiere contar, como también para presentar esta división entre los dueños que poseen hectáreas por herencia o contactos y los trabajadores que dejan su alma para cuidar el espacio, siendo bastante infravalorados en sus tareas. El elenco realiza un muy buen trabajo para plasmar a sus personajes. Federico Liss, Rubén Gattino, Víctor López muestran sus ambiciones y sus deseos que no solo son los de sus roles, sino también se pueden extrapolar a las distintas clases sociales que podemos encontrar. En síntesis, «El siervo inútil» es un atrapante viaje hacia la perdición, donde queda en evidencia la ambición y la búsqueda de atajos de los seres humanos, como también se plasma la lucha de clases a través de una historia interesante y un buen trabajo del elenco y la ambientación del lugar.
Seleccionada por Suecia para representar al país en el camino hacia los Oscars del año pasado, pero que finalmente no fue elegida, «Conspiración Divina» («Boy from heaven», como se dio a conocer de manera internacional) es un thriller político intrigante que atrapa al espectador al realizar una crítica social hacia las prácticas corruptas e interesadas de las autoridades locales. «Conspiración Divina» se centra en Adam, el hijo de un humilde pescador, que logra ingresar en la prestigiosa universidad de Al-Azhar en El Cairo, Egipto, epicentro del poder del Islam sunita. El día en que empiezan las clases, el Gran Imán que dirige la institución muere de forma repentina y es así como deberán elegir a su sucesor. Sin ser consciente de ello, Adam se verá involucrado en medio de una red de intrigas y conspiraciones. A pesar de tener un ritmo bastante pausado, principalmente en el comienzo, y que se siente el peso de su larga duración (dura un poco más de dos horas), la película nos ofrece un thriller intrigante que muestra la corrupción y los manejos turbios de la política y la policía que se involucra en temas religiosos para mantener el poder. La conspiración se puede ver a través de la buena construcción de los distintos personajes: por un lado los futuros sucesores del Gran Imán que tienen interés de adquirir ese nuevo cargo; la policía; y el resto de los compañeros, que muchos están involucrados en las decisiones que se toman en aquel lugar. El protagonista deberá lidiar con todos estos personajes y aprender en quién puede confiar y en quién no. Adam es muy inteligente, intuitivo y ágil y encontrará la manera de caer bien parado frente a todas las situaciones peligrosas por las que tiene que atravesar. El film está caracterizado por un clima de tensión constante. Una vez que toma un poco más de ritmo y nuestro protagonista se mete de lleno en el conflicto, estará expuesto en todo momento, haciendo que esa presión sobre él no afloje nunca. Tanto las interpretaciones como la ambientación están muy bien logradas para retratar esta historia, sobre todo para espectadores como nosotros a los que la trama les puede resultar algo lejana o que no terminamos de entender cuáles son los manejos políticos/religiosos de aquel lugar. Pero todo se explica de una manera sencilla y clara, resultando una historia bastante convencional y universal. Atrevida, intrigante y con varios giros narrativos sorprendentes, «Conspiración Divina» resulta ser un thriller más que efectivo, el cual busca realizar una crítica a los manejos políticos y religiosos. Probablemente su ritmo lento y su larga duración le jueguen en contra y le saquen un poco de dinamismo a la historia, pero un espectador paciente podrá disfrutar de este clima tenso y atrapante.
Basada en la película alemana de 2016 «SMS für dich», que a su vez adapta la novela homónima de Sofie Cramer, se estrenó hace poco en Argentina «Amor a primer mensaje» protagonizada por Priyanka Chopra, Sam Heughan y Céline Dion. La misma se centra en Mira, una joven que pierde al amor de su vida en un accidente de tránsito. Dos años después y con dificultad para rehacer su vida, decide enviarle mensajes de texto a su antigua pareja a modo de catarsis, para poder cerrar una herida y continuar adelante. Sin embargo, detrás del celular que recibe estos extraños mensajes está Rob, quien decidió dejar de creer en el amor porque su novia lo dejó antes de casarse. Es así como entablarán una extraña y linda relación. El género romántico es bastante difícil de abordar sin caer en lugares comunes y en previsibilidades. Y «Amor a primer mensaje» no es la excepción. Desde el comienzo uno sabe no solamente cómo va a terminar la historia de estos dos desconocidos, sino también los distintos procesos por los cuales van a ir transitando, los encuentros, las peleas, las mentiras y reconciliaciones. No hay lugar para la sorpresa ni el impacto. Transita las mismas temáticas y los mismos giros que muchas películas de este estilo que vinieron antes, sin incorporar nada demasiado nuevo al género. Por otro lado, desde el inicio cae en golpes bajos. Es necesario contextualizar la historia pero se podría haber hecho de una manera un poco más sutil y no tan directa y shockeante. La incorporación de Céline Dion al film le otorga una buena banda sonora compuesta en su mayoría por canciones de la cantante que acompañan bien la trama. La misma también deja algunas enseñanzas sobre el amor, la lucha y la importancia de perdonar, pero por momentos los mensajes pueden ser un poco edulcorados. Además, llega un punto que parece más una publicidad sobre el regreso de la cantante que parte de la cinta. Priyanka Chopra y Sam Heughan se encuentran bien en sus papeles, son carismáticos y tienen buena química entre sí, pero tampoco pueden hacer mucho con una trama superficial y predecible. En síntesis, «Amor a primer mensaje» es una comedia romántica pasatista, que cae en varios lugares comunes y predecibles de este estilo de films. Buena dupla protagónica pero que no logra sortear los clichés propuestos. Y una incorporación un tanto extraña de Céline Dion, aunque como banda sonora suma.
Daniel Casabé y Edgardo Dieleke dirigieron juntos los documentales «La forma exacta de las islas» (2014) y «Cracks de nácar» (2013). Esta vez, se volvieron a reunir para realizar su ópera prima de ficción, «La Sudestada», un thriller neo-noir con toques surrealistas. Después de su paso por el BAFICI, el film llega a las salas comerciales. Basada en la novela gráfica homónima de Juan Sáenz Valiente, «La Sudestada» se centra en Jorge «Sabueso» Villafañez (Juan Carrasco), un detective privado veterano, cínico y meticuloso, que se dedica a investigar a distintas personas, más que nada dentro de un contexto laboral. Pero cuando un hombre lo contrata para seguir a Elvira Schulz (Katja Alemann), una renombrada coreógrafa experimental, con la sospecha de que está engañando al marido del cual se está separando, empezará a confundir su rol y le prestará mucha más atención que a otros casos. La película comienza como un thriller neo-noir, donde el detective persigue de forma paulatina a su víctima con un clima lleno de tensión y misterio, y luego va virando hacia una historia mucho más onírica, íntima y experimental. En la primera instancia el film se encuentra mucho más sólido y logrado, mientras que en la segunda parte se pierde un poco en el género surrealista. Se le da mucha importancia al arte, a la danza, al movimiento del cuerpo (poniendo el foco en cuerpos naturales, sin ningún tipo de artificio para embellecerlos) y a los gestos de los protagonistas. En este sentido debemos destacar las buenas interpretaciones de su dúo protagónico conformado por Katja Alemann y Juan Carrasco. La mayor parte del tiempo comparten pantalla sin interacción alguna, haciendo que el silencio predomine por sobre los diálogos. Se hace énfasis en el sonido ambiente, como el ruido del agua, tanto de la lluvia como del río. El uso de este elemento está bien resuelto tanto a nivel narrativo como a nivel visual. Incluso se incorpora material de archivo en blanco y negro para darnos esa sensación de sudestada a la que alude el título. En síntesis, «La sudestada» es una lograda ópera prima para aquellos que quieren ver algo diferente. Un thriller neo-noir que se va volviendo más experimental y onírico con el correr del tiempo. Buenas interpretaciones del elenco y el uso de los recursos visuales en pos de la narración.
Los lugares muchas veces nos marcan, nos definen y nos hacen ser quienes somos. Es donde nos sentimos más cómodos o de donde queremos escapar pero que sin dudas conocemos profundamente. Es así como muchas veces son estos sitios los que se convierten en protagonistas de distintas películas, como es el caso de «Reparo», ópera prima de Lucía Van Gelderen, oriunda de Puerto Pirámides, provincia de Chubut, y que toma este especial lugar para contar una historia emotiva y sentida. «Reparo» se centra en Justina, una joven grafóloga que vuelve al pueblo que la vio crecer, donde dejó un viejo amor que está a punto de casarse, amistades y enemistades, y parte de su familia. Mientras que no sabe bien cómo manejar su presente y futuro, trata de aferrarse al pasado para ver cómo seguir. La película nos ofrece una historia sobre relaciones y lugares a los que se vuelven cuando se necesita tomar una importante decisión, como también redescubrirse nuevamente frente a la quietud de la rutina. A partir de un guion lleno de ternura y humor, la protagonista busca reflexionar sobre las pasiones, el amor y la familia de una manera real y honesta. Florencia Torrente se pone en la piel de la protagonista y compone a una Justina sincera, simpática y entrañable, que va interactuando con distintas personalidades de aquel pueblo que la marcó, para bien o para mal. Dentro del elenco se destacan Luciano Cáceres como ese viejo amor, María Ucedo como su tía que también trae al presente el recuerdo de la madre de Justina; Paula Carruega como su amiga y confidente; Daniel Melingo como un pescador que le da consejos y Ariadna Asturzzi como Vero, la actual novia de su ex, con la que existe cierto recelo y tensiones. Sin duda debemos destacar la puesta en escena de la película, la cual presenta un paisaje espectacular de Puerto Pirámides, con sus playas desiertas, las ballenas y el inmenso océano, con algunas escenas subacuáticas más que logradas. La ambientación no sirve solamente para crear un marco para la historia, sino que, como decíamos al principio, es un lugar que funciona como un personaje más. Incluso existen muchos paralelismos entre aquel sitio, sus habitantes y los animales con las sensaciones por las que atraviesa la protagonista. En síntesis, «Reparo» es una pequeña pero emotiva película que nos hace pensar sobre las relaciones y los lugares que nos marcan. Con un gran acierto de la locación, un guion llevadero y sensible y buenas actuaciones, la ópera prima de Van Gelderen es un buen comienzo en su carrera.
Mario Bros es un videojuego de Nintendo muy popular de los años ’80, en el cual dos hermanos italianos, Mario y Luigi, se enfrentaban a distintas criaturas en las alcantarillas. El juego fue tan exitoso que se convirtió en una franquicia que además contó con series de televisión, cómics, películas e incluso un parque de diversiones. Si bien el personaje hizo su primera aparición en otro de los juegos de la compañía, Donkey Kong, luego se volvió el protagonista de su propia historia. Después de fracasar durante años con adaptaciones de videojuegos, finalmente parecería ser que estamos frente a una buena época para este tipo de historias, con ejemplos positivos como «Sonic», «The Witcher» o «The Last of Us». Dentro de esta línea, se estrenó hace poco «Super Mario Bros. La película» («The Super Mario Bros Movie»), que viene a plasmar su exitosa franquicia a la pantalla grande. Mario y Luigi son dos jóvenes plomeros que quieren cumplir su sueño de tener una empresa propia. Es así como ven por la televisión la oportunidad de salvar a la ciudad y volverse conocidos, pero durante el trabajo caen en una tubería que los transporta hacia otro universo. Mario tiene la suerte de caer en el Reino de los Champiñones, pero su hermano Luigi quedó atrapado bajo las garras del malvado Bowser que acaba de atrapar una estrella y quiere conquistar tanto el mundo como el corazón de la princesa Peaches. Es así como Mario, con la ayuda de Peaches y otros tantos adeptos que se van a sumar en el camino, irán a rescatar a Luigi como también van a tratar de salvar al reino. «Super Mario Bros. La película» es una lograda historia de aventuras, que a pesar de presentarnos una trama sencilla sin muchos giros narrativos que nos sorprendan o le agreguen un poco de elaboración, cumple con lo que promete: apelar a la nostalgia de las generaciones más viejas que jugaron al videojuego y divertir a los más pequeños. El universo que construye está muy bien realizado, el armado de los escenarios y los decorados emula a la gran cantidad de juegos que tuvo el personaje de Mario Bros a lo largo de los años, como también la música nos transportará a esas partidas. Es así como los fanáticos del videojuego tendrán varios easter eggs para entretenerse y rememorar viejas épocas. La animación es uno de los puntos fuertes del film, todo está hecho con un nivel de detalle espectacular, sobresalen los colores fuertes y los sonidos le agregan credibilidad a las imágenes. Los personajes también están muy bien delineados, no solo en cuanto a su aspecto físico que está bien traspolado a la pantalla, sino también sus personalidades. Está bueno que el rol de la princesa no se límite solamente a ser un personaje en apuros como en los videojuegos, sino que esté más adaptado a los tiempos que corren, donde es una mujer de armas tomar y no tiene miedo de enfrentarse al enemigo para salvar a su pueblo. Mario demuestra también la importancia de la perseverancia, la unidad, la hermandad y la amistad. El elenco de voces hace muy bien su trabajo. Entre ellos nos encontramos con Chris Pratt, Charlie Day, Anya Taylor-Joy, Keegan-Michael Key, Jack Black, Seth Rogen, entre otros, que le impregnan la personalidad adecuada a sus roles. En síntesis, «Super Mario Bros. La película» es un buen entretenimiento para chicos y grandes. Sin ser demasiado original o elaborada, nos transporta a la nostalgia de los años ’80, adaptando de una manera fiel al videojuego. Nos ofrece una trama con una misión para llevar adelante, divertida, y con lindos mensajes. La animación de los personajes y del universo que crea es uno de sus puntos más fuertes. Un film que cumple y que viene a sumarse a la nueva lista de buenas adaptaciones.