Robos a los famosos
Esta nueva película de la directora que, de alguna manera, supo sobreponer en poco tiempo sus aptitudes a su apellido, no parece estar a la altura de sus anteriores producciones.
Con una propuesta temática interesante, centrada en un grupo de adolescentes de Los Ángeles que fascinados por las celebridades y el universo de las marcas dedican su tiempo a robar las residencias de famosos en Hollywood, como Paris Hilton, Orlando Bloom y Lindsay Lohan entre otros, y un comienzo atractivo desde lo visual, el relato sigue a los jóvenes que saquean las casas de sus ídolos alternando los robos con fiestas y entrevistas, que a manera de flashfowards explican sus auténticas motivaciones tras ser juzgados.
A pesar de la atractiva estética donde cada robo conlleva un trabajo visual distinto, combinando cámara al hombro, montaje entrecortado, tomas fijas y cámara lenta con una musicalización que acentúa los pocos momentos de acción pero dilata aun más las situaciones intrascendentes, el relato se vuelve monótono, presentando las mismas situaciones una y otra vez, donde los personajes se dedican a robar, probarse ropa y sacarse fotos con el celular mientras se drogan o se relajan en la playa.
Los diálogos demasiado sucintos (salvo las entrevistas) tampoco ayudan a desarrollar los personajes y hacer avanzar una historia que, de no estar basada en hechos y personajes reales (su titulo original The Bling Ring es el nombre de un grupo de adolescentes obsesionados con la fama que durante casi un año se dedicaron a robar las mansiones de ricos y famosos en Los Ángeles) seria inverosímil hasta casi el final.
Cualquiera da por sentado que las "celebrities" tienen al menos una mísera alarma y seguridad privada en sus mansiones, y en ultima instancia, cuanto tardaría en hacerse vox populi en el pueblo, el alarde de de un grupo de adolescentes.
Coppola se limita a observar a un grupo de jóvenes obsesionados con el dinero y la moda sin juzgarlos. Si bien retrata una juventud inconsciente e irresponsable, cegada por los medios de comunicación y las redes sociales que ya no respetan la privacidad de nadie y donde la indiferencia de los padres y falta de límites son la constante de nuestra época, el film no profundiza en dichos aspectos y termina siendo una anécdota frívola y reiterativa que incluso sirve de promoción a las afamadas marcas de moda.
Coppola reincide en sus temáticas habituales respecto a las relaciones humanas pero se distancia de sus personajes, y descansa en su habilidad para dirigir a jóvenes intérpretes y un elenco con algunas figuras de renombre para asegurarse un film bien narrado pero aburrido e intrascendente, cuyo nombre tal véz recordemos debatiendo sobre el tema en una charla de café.