Apertura de la sección Un Certain Regard del último festival de Cannes, Adoro la fama se centra en un grupo de adolescentes de California integrado por cuatro chicas y un varón, obnubilados por el modo de vida de los famosos (no famosos como Spielberg o Tom Cruise, sino como Paris Hilton). Estas chicas y chico buscan fiestas e intentan contactos con gente que los acerque a la autopista de circulación de la fama. Y, como viven cerca de las casas de esas celebridades y de otras por el estilo, se les ocurre empezar a entrar en ellas para robar (extrañamente laxa es la seguridad del lujo).
Hay una evidente búsqueda de la repetición como recurso al mostrar los actos de estas adolescentes (más el varón al que le gusta usar zapatos femeninos con taco alto), una búsqueda que se filma de forma impecable, aunque no tan distinta -en montaje, en cercanía, en intento de seducción instantánea- a la que se utiliza en la construcción mediática del mundo de las celebridades. Sofia Coppola, como en María Antonieta, como en Somewhere, se mete en el mundo de los ricos y famosos al que pertenece desde pequeña. El punto de vista dominante es entre neutral y desganado. Hay un poco más de filo al exponer un grupo en el que no hay mucha lealtad ni amistad y unos padres entre catatónicos, tilingos y neuróticos (el personaje de Leslie Mann es monstruoso). Pero no mucho más. Más allá de algunos adelantos de la resolución (policial) del asunto, recién sobre el final la película se sacude ese sopor agradable y un poco obsceno (en cuanto a la riqueza, jamás en cuanto al sexo), pero sin llegar a profundización alguna. Y tampoco se juega por la frivolidad de forma más explosiva (al modo Spring Breakers) o más despreocupada.
Adoro la fama está lejos de ser una mala película (y cuenta con una actuación perfectamente gélida y maquiavélica de Emma Watson), pero el cine de Sofia Coppola, que empezó fuerte con Las vírgenes suicidas y continuó fascinante con Perdidos en Tokio, parece estar afectado desde hace rato por una anemia de lujo que sólo tiene ojos para filmar el dinero y sus derivados.