No voy a mentirles. Guy Ritchie, me parece un director muy prolijo. Intenso, dueño de un gran manejo de cámaras, que se luce en filmes de acción y suspenso. Posee una carrera prolífica y siempre, esperamos un poco más de él. Una innovación en términos de exploración cinematográfica («Snatch», «King Arthur»), cierto refinamiento de intérpretes, alguna temática que no esperábamos («Aladdin»). Podrá gustarte o no… Pero Ritchie siempre es digno de ver.
Claro, no siempre lo que uno espera, se da. Este es el caso. No es que «Agente Fortune» sea una mala peli, para nada. La cuestión es que no aporta nada. Realmente es una cinta correcta, bien ejecutada, suavemente irónica y elegante, como la mayor parte de sus productos. Pero nada más.
Y eso que como siempre este viejo lobo de mar engarzó un interesante combo de actores / actrices y secundarios y vistió a su realización con el ropaje de la clásica película de espías al estilo inglés. Muchos escenarios, trajes ajustados, buenas coreografías de acción, mujeres exóticas (si así podemos llamar a Audrey Plaza!!), ritmo vertiginoso. Ideas nuevas, no. Te las debemos.
Lo cual no quiere decir que este producto no se disfrute. Si tus expectativas son ver una peli de acción e intriga vertiginosa, saldrás satisfecho. Si como yo, esperás evolución de Ritchie como director, el resultado no es positivo.
La trama arranca con nuestro viejo amigo Jason Statham (Orson «Fortune»), un trabajador indie del mundo de los mercenarios, a quien eventualmente llaman desde el espionaje inglés para pedirle algún trabajito «extra». La cuestión es que se robaron un portafolios que contiene algo… digamos… importante (aunque no podrán determinar qué al principio) de Odessa que podría complicar los intereses de la Corona a nivel global. Lo de siempre.
Así es que convocado el hombre, arma su selección con algunos nombres conocidos (Bugzy Malone y como ya dijimos Aubrey Plaza que viene en ascenso) y el aporte del reaparecido (aún no sabemos qué hace aquí) Josh Hartnett (arghhh!), celebrity que prestará su colaboración para investigar a fondo la cuestión. Se cree que todo esto es una estrategia de un tal Greg Simmonds (Hugh Grant, quien ya está más allá de todo) que pasa su tiempo en negocios turbios mientras oculta algo, que puede ser la clave del asunto. Si bien no es el único que toca una nota sospechosa, ya la mesa está servida y la aerolínea va reservando los pasajes a capitales europeas para ir en busca de respuestas…
¿Qué más puedo decirles? Lo que crean que esta peli posee, lo tiene. Vale su entrada. Es un film de acción ajustado y glamoroso, británico hasta la médula (por más que coqueteé con el estilo hollywoodense de los grandes estudios) que cumple. Esperaremos entonces la próxima del gran Rich, «The Covenant», que llega a salas en abril de este año, a ver si seguimos en el camino de la evolución o seguimos facturando mientras eso llega.