Diversión asegurada con el tándem Ritchie/Statham.
El cine del realizador británico Guy Ritchie, nacido el 10 de septiembre de 1968 en Hatfield, al sur de Inglaterra, es único y con una marcada impronta autoral. De los directores de este nuevo siglo, Ritchie es uno que sabe plasmar muy acertadamente en imágenes el concepto de cine postmoderno, mezclando cinefilia, variados homenajes/ inspiración al cine de género de los 60’ y 70’, junto a la inclusión de un tipo de humor ácido e irreverente muy inglés, que obviamente viene en su ADN de caballero londinense, dando por resultado principalmente particulares películas de acción cuyos protagonistas son antihéroes malditos. Desde su debut con Juegos, trampas y dos armas humeantes (Lock, Stock and Two Smoking Barrels, 1998), un atractivo thriller acerca de mafiosos y jugadores, primera colaboración en conjunto con el actor Jason Statham, pasando por la extraña y exitosa Snatch: cerdos y diamantes (Snatch, 2000); luego su filmografía fue derivando entre producciones que lograban un gran impacto de estilo (entre ellas puedo nombrar a Revolver, de 2005, y RocknRolla, de 2008) y algunas otras por encargo, no tan logradas (tal es el caso de la Aladdin de 2019). El uso del acento cockney, típico en las zonas más humildes y peligrosas del este de Londres y que es hablado en rimas, es otra de las características de sus personajes, quienes también por lo general gozan tanto de sobrenombres, como de un vertiginoso camino (gracias al Jump cup y el montaje paralelo) a la honra y la perdición.
Agente Fortune: El gran engaño es su nueva película y la cuarta colaboración en conjunto con Jason Statham. Aquí el actor de El transportador es Orson Fortune, un agente del M16 bastante rebelde y a quien le cuesta seguir órdenes. Su próxima misión es investigar a un excéntrico millonario, Greg Simmonds (Hugh Grant), quien soterradamente maneja turbios negocios de tecnología y armas. En su tarea lo ayudará un famoso actor hollywoodense, Danny Francesco (Josh Hartnett), un inepto en el tema de las investigaciones, que solo hará enojar más a Orson. Será esta particular pareja despareja, más el agregado de un interés amoroso (Audrey Plaza), los protagonistas de esta divertida y muy entretenida historia de buenos y malos.
A más de 20 años del debut cinematográfico de Ritchie, hay que sincerarse y comentar que su estilo ya no es el mismo. La velocidad tan típica en sus escenas de acción (derivadas del subgénero italiano Poliziottesco), la brutalidad de sus antagonistas (sacados del policial francés) y hasta la contundencia en la presentación de los títulos iniciales, han mutado en algo más tranquilo, más convencional. Pero de todas maneras con solo escuchar su apellido, Ritchie, seguramente muchos espectadores se sientan tentados a mirar su Agente Fortune: El gran engaño, un magnífico thriller de acción, dónde no faltará la comedia y el romance.
Ubicada en imponentes escenarios en Turquía, Estados Unidos y Inglaterra, la trama de la historia tiene enredos, persecuciones, giros y sorpresas. También se aprecia que tiene como franca misión entretener a lo largo de sus casi dos horas de metraje, ofreciendo una historia con personajes bien estereotipados y carismáticos. Pero lo que no se puede negar es el oficio de Guy Ritchie, su pulso y buen tacto. Esta película es una atinada apuesta en su carrera, una especie de retorno a sus orígenes e impronta inglesa. Y mucho más si es en compañía de un coequiper tan noble como el recio Jason Statham. Ambos son dos caballeros ingleses y con todo lo que ello conlleva. Agente Fortune: El gran engaño es diversión asegurada. Después no digan que no les advertí.