Una morena y una rubia. Y una colorada, una afroamericana y una asiática. Cruzando la acción de espionaje a la James Bond, a la Jason Borune, con la buddy movie femenina, en clave Ángeles de Charlie, Agentes 355 convoca a un elenco de estrellas y cubre el cupo de todos los acentos.
Fórmula pura, sí, al servicio de una aventura que hilvana escenas de acción en distintos escenarios. Ya saben, se desayuna en París y se termina el día en Marruecos, de una balacera a otra.
Los escenarios, cuanto más caprichosos, mejor, pues son esas secuencias de acción el núcleo duro de una historia puesta a su servicio. Todo lo que pasa entre una “acción” y otra —secuencias, hay que decir, entretenidas, y resueltas con cierta gracia— da más o menos igual.
Hay un McGuffin, un pretexto que vuelve locos a los más poderosos agentes secretos y a los más poderosos mafiosos. Algo así como un dispositivo capaz de proveer el control de la Internet toda. Tan importante artilugio provoca, en la introducción, la muerte de un buen número de colombianos, y poco después destrozos importantes en París, hasta donde ha llegado la agente Mace (Jessica Chastain) y su colega, y amante, Nick (Sebastian Stan).
Un cambio de mochilas (con Edgar Ramírez), una camarera que en realidad es otra agente (Diane Kruger), arrastrarán a un cruce entre mujeres de armas tomar. A ellas se suma una psicóloga y madre colombiana (Penélope Cruz, peleando también, una vez más, con los acentos) y Lupita Nyongo, agente británica experta en ciberseguridad.
Las frenemistades derivarán en forzosa camaradería, mientras pasan como pantallas las locaciones, latitudes en las que las bellas espías libran sus batallas. Sin jamás perder estilo ni glamour.