Heridas que no cierran
La adaptación cinematográfica de la exitosa obra de teatro que en nuestro país protagonizaron Norma Aleandro y Mercedes Morán, reúne a un grupo de eficaces actrices que pone en marcha los conflictos de una familia disfuncional.
Agosto coloca en primer plano a los Weston, un clan separado por diversas circunstancias que ahora debe unirse nuevamente en su casona cuando el padre (Sam Shepard) desaparece. En medio de un calor insoportable, la matriarca Violet (Meryl Streep) recibe a su hija Bárbara (Julia Roberts), esposos, parejas e hijos para afrontar la crisis que se avecina. La misma que está escondida desde años y amenaza con aflorar.
El director John Wells va enhebrando a sus personajes entre reproches, celos, maltratos y una crueldad que está a flor de piel y los pone a prueba a cada instante. Mientras Ivy (Julianne Nicholson) postergó su carrera y su vida; Karen (Juliette Lewis) dejó el hogar -con menos suerte- en busca de su lugar en el mundo. Los cruces entre Violet, adicta a las pastillas y siempre con las frases más provocadoras, y Bárbara, con su carga nuerótica, funcionan como un efecto catarata sobre el resto. Las mujeres tienen mucho que decir en esta película que cuenta con magníficas actuaciones y repercute con la misma intensidad en el reparto masculino en el que desfilan Ewan McGregor, Chris Cooper y Dermot Mulroney.
La versión teatral que se conoció en Buenos Aires era más atrapante, provocadora y radiografiaba a los Weston a través de una escenografía que cortaba la casa y los mostraba en todos sus aspectos. En su film, John Wells (viene de la televisión con series como E.R. Emergenicas y Shameless) no escapa del clima teatral de la pieza de Tracy Letts, y se apoya más en los intérpretes para mostrar sus miserias.