Artificiosa pero entretenida historia de cuño teatral
Calificado elenco y buenas actuaciones en el clásico estilo del teatro norteamericano, obra artificiosa pero entretenida, con un tantito de Eugene O'Neill (pero evitando su angustia trágica), otro tanto de Tennessee Williams casi con fecha de vencimiento, una generosa aplicación de Edward Albee, agua destilada, excipientes c.s., no mucho más. Tal es la fórmula que aplicó en Broadway Tracey Letts, dramaturgo exitoso.
Para su traslación al cine, simplemente agregó una canción de los hermanos Followill para dar sabor medianamente local, fondo variado de Gustavo Santaolalla para compensar, y sólo dos minutos donde la imagen se impone a la palabra (llegada del comisario con la grave noticia, ajustes al último traje, una breve toma de la carretera). Y un buen director de actores, en este caso el gordo John Wells, tan bueno que deja que Meryl Streep haga lo que quiera.
Así, su aparición histriónica imitando a Liz Tayor es de las que arrancan aplausos en los teatros y temores en el público de cine. En la escena central, donde su personaje se burla de casi todos los presentes, está igualita a Vittorio Gassman en aquel memorable esquicio de "Los monstruos", donde el divo, travestido de escritora pagada de sí misma, descalifica a cada uno de sus colegas masculinos. Y en el tercer acto se imita a sí misma, se desafía a ser expresiva y convincente hasta con los anteojos oscuros puestos, y gana.
Su personaje, como otros de la obra, es un artificio que sufre cáncer de boca pero habla sin parar, vive empastillada pero al primer día de abstención está casi bárbara, y maneja una familia de desquiciados, cada cual con sus miserias, mezquindades y "ganas de gritar verdades", convocados en pleno verano por la desaparición del patriarca, que se tomó el buque, o más bien la canoa. La reunión de todos ellos sólo dejará en pie a los pocos seres humildes, serviciales y pacientes. Pero nos fascinarán los dos peores, es decir las hermanas más viejas, encarnadas por Streep y Margo Martindale.
Bien Julia Roberts, cuyos primeros planos resaltan su buena transición a la madurez. Elogios también para el resto de la compañía: Chris Cooper (el cuñado grasa), Sam Shepard (el patriarca que se las toma), Julianne Nicholson (la hermana sufrida), Juliette Lewis (la hermana hueca), Dermot Mulroney (su nuevo novio), Benedict Cumberbatch (el hijo atolondrado), Misty Upham (la doméstica india), Ewan McGregor y la piba Abigail Breslin, medio desperdiciados estos dos últimos.
Para memoriosos y amigos de las comparaciones: esta obra tuvo su versión local durante la temporada del año 2010 en el Lola Membrives, dirigida por Claudio Tolcachir e interpretada por Norma Aleandro, Mercedes Morán (que para algunos se lucía mejor que la Roberts), Lucrecia Capello, Antonio Ugo, Manuel Tenuta, Andrea Pietra, Eugenia Guerty, Esteban Meloni, Julieta Zylberberg y Vanesa González (alternaron el papel de hija adolescente), Gabo Correa, Fabián Arenillas (el socio y marido de "El misterio de la felicidad").