Esto no es un film
El éxito de la obra Agosto, ganadora del Pulitzer, escrita por el actor y dramaturgo Tracy Letts dio la vuelta al mundo en numerosas adaptaciones. Pero nunca es tarde para recordar que el teatro es el teatro y el cine es el cine. De tanto en tanto, lamentablemente, hay algún film que lo olvida y se produce una cosa como esta que nos ha tocado sufrir en esta ocasión. Agosto es un despliegue ridículo y casi cómico de lugares comunes de disfuncionalidad prefabricada. Teatro como en el teatro, pero en el cine, un sub Bergman instantáneo para principiantes. No el buen Bergman, sino el Bergman pesado y sin vuelo de sus films más naturalistas y solemnes. La cámara se clava para que los actores desplieguen gestos exagerados. Más de cien años de historia del cine destruidos por esta idea teatral mal entendida, que en realidad está más cerca de una mala televisión y no del teatro. El teatro tampoco es esto. Y si lo es, es teatro malo. ¡Qué poco vuelo tiene esta película! No hay un solo plano, una sola escena que no sea de una literalidad absoluta, directa, subrayada una y otra vez.
La historia arranca con la desaparición del padre de familia, lo que lleva a que las tres hijas vuelvan al hogar y se encuentren con su madre enferma y adicta a las pastillas. Se suma la hermana de la madre, su marido y su hijo. A partir de allí, una catarata de reclamos, insultos, maltratos, todo filmado con intencional fealdad, poniendo en el rostro de cada uno de los actores los peores gestos, sacándoles toda belleza y obligándolos a una gestualidad exagerada. Ni la propia Meryl Streep es capaz de controlarse y se adapta al juego de la sobreactuación. Ella, y tal vez Chris Cooper, son los únicos dos que tienen instantes en los que destilan algo de emoción, pero son solo instantes. Pocas veces Streep actuó tan mal como aquí. Cuando digo actuar mal no me refiero a que falla, sino a que es llevada a actuar sin sutilezas, sin estilo cinematográfico. El director cree que hay un mérito en poner actores y actrices bellos haciendo de personajes repugnantes, afeados desde el guión, la actuación y hasta la puesta en escena. Todavía hay gente que cree que eso es arte, increíble pero real. Los planos generales del comienzo y el final, los espacios abiertos que el director usa para esconder la teatralidad mal entendida, son un gesto demagógico para ocultar el desprecio de este film por el cine. Agosto está hecha por gente que piensa que el cine es un arte menor, y por eso tratan de ignorarlo. Por suerte están equivocados y todo el gran elenco del film ha sabido, por suerte, dar mejores trabajos en verdaderas películas. No se dejen llevar por inercia, con solo prestar atención la película delata cuan ridícula y forzada es.