Pasen a ver el circo
El director Francis Lawrence, responsable de la desafortunada remake de "Soy Leyenda", se reivindica esta vez al contarnos un cuentito con todos los ingredientes que gustan al gran público sin necesidad de insultar su inteligencia. Nos presenta a Robert Pattinson, quien tiene color en su cara y hasta es capaz de hacer gestos, cosa que en la saga "Crepúsculo" tiene vedado. El muchacho interpreta aquí a Jacob, un joven que está a punto de recibirse de veterinario, pero a quien un hecho trágico le tuerce su destino y lo empuja a buscar otros caminos. Es cuando tras mucho andar, al ver pasar un tren decide subirse a él, cambiando definitivamente su vida.
Es el tren de uno de los pocos circos que siguen funcionando. La acción transcurre a comienzos de la década del treinta, plena depresión en los EE.UU., época en la que la población necesitaba distraerse pero no tenía mucho dinero para invertir en pasatiempos. El circo es regenteado por el temible August, rol que como ya es costumbre cumple a la perfección el austríaco Christoph Waltz. August maneja al personal con mano de hierro; despiadado, cruel y celoso de su joven mujer Marlena (Reese Witherspoon) no duda en sacrificar lo que sea y a quien sea por el bien de la empresa.
Como ya habrán adivinado, el conflicto central será el enamoramiento entre Jacob y Marlena. La reacción de August y sus consecuencias, y en el medio una elefanta, el último recurso del circo para atraer espectadores.
Lo que es realmente destacable de este filme es su elenco, los personajes secundarios son realmente interesantes y el director sabe sacar provecho de ello. La ambientación es excelente, con buen nivel de producción y si bien la propuesta es algo pretenciosa para lo que Lawrence es capaz, este consigue salir airoso en la mayor parte del filme.
Por momentos emotiva, especialmente en el inicio y final, sirve esta película para homenajear al ámbito donde todo inició, un mundo lleno de privaciones y sacrificios, donde personajes como August realmente existieron, y de alguna forma, aunque no sirva como justificación, su dureza se basaba en lo impiadoso del ambiente.