Había una vez un circo...
Un circo ambulante sirve de marco para este relato dramático que tambíen incluye momentos de suspenso. A la manera de "racconto", la historia se remonta a los días de la Depresión en los años treinta, con artistas itinerantes que viajan a bordo de un tren que visita varios pueblos con su espectáculo circense.
Pero no todo lo que brilla es oro. Allí llega Jacob (Robert Pattinson, el mismo de la saga Crepúsculo), un joven que ha perdido a sus padres en un accidente automovilístico y cuya casa fue rematada. Su incorporación como veterinario para trabajar en el espectáculo de los hermanos Banzini lo acerca a Marlena (Reese Wittherspoon), la atracción del show con su número animado por caballos, y mujer de su empleador.
La trama navega entre la historia de amor, la ternura que despiertan los animales (la incorporación de la elefanta Rosie) y crueldad que impone August (Christoph Waltz, el actor de Bastardos sin gloria), el director del circo, un hombre dispuesto a todo para que "el show continúe".
Más cerca de la locura que de las luces del "mejor espectáculo del mundo", Agua para elefantes incluye amores ocultos, perversión y miradas cruzadas, pero la ternura dice presente en varios tramos.
Entre desapariciones "misteriosas" del personal, condiciones insalubres de trabajo, enanos, perros y una elefante con una trompa enorme, la película no es otra cosa que una historia de descubrimiento y de venganza, correctamente plasmada en la pantalla grande.