Cuando un filme puede “sumergirse” en una realidad ajena, observarla detenidamente, visualizar una rutina de personas que intentan superar algunas dificultades a partir del esfuerzo y el empeño, sin juzgar ni intervenir en ella, es cuando la empatía con la historia y con los protagonistas sucede desde el primer momento.
“Aguas Abiertas” (Argentina, 2014) de Marcia Paradiso experimentada documentalista y docente, trabaja desde la contemplación sobre un grupo de personas con capacidades diferentes que han encontrado en la natación profesional la posibilidad de liberarse, al menos en el agua, de las limitaciones de sus cuerpos.
El primer punto interesante de la película es que nunca sabemos por qué los protagonistas tienen su discapacidad, y esto es porque justamente Paradiso se enfoca en el presente de los jóvenes, el pasado y cómo llegaron allí es descartado estratégicamente para ahondar en un presente prometedor, el que le interesa al filme.
Por esto es que “Aguas Abiertas”, centrada en un grupo de jóvenes, con ideales, ganas, ideas, proyectos, sueños y anhelos por cumplir, van desandando los pasos hasta poder participar de una maratón en el río Paraná, logra generar el interés en el devenir de las acciones.
Paradiso de a poco, va narrando cómo la preparación va conformando el marco para que los nadadores logren llegar en plena forma a la competencia, pero también relata en el día a día la complicidad y el buen feedback entre docentes y alumnos para poder sortear los obstáculos que los mismos cuerpos de los protagonistas les imponen.
Justamente a través de planos bajo agua, el contraste entre la realidad diaria y las limitaciones, hacen que la libertad de los cuerpos nadando sea el testimonio más fuerte que plasma la idea principal del filme.
“Aguas Abiertas” se acerca a los jóvenes para demostrar, desde ellos mismos, la necesidad de poder, desde la compasión, el comprender una realidad que desde el dolor o la falta de comprensión y acompañamiento podría resultar de otra manera.
Pero justamente en el relato en primera persona, en el demostrar con imágenes el fuerte trabajo que diariamente realiza y se realizan con ellos, cualquier prejuicio o preconcepto se desvanece hacia un lugar donde la emoción y la potencia de los logros elevan la calidad del filme.
Paradiso cae en algunos lugares comunes, pero la fuerza del testimonio de cada uno de los protagonistas y de la felicidad ante cada obstáculo que se supera, con aplausos, medallas y palabras afectuosas, refuerza su propuesta.
“Aguas Abiertas” quiere desestigmatizar y romper mitos sobre las personas con capacidades diferentes, y lo hace trabajando desde un punto de vista concreto, en el que se prefiere mostrar en pantalla la fuerza de las acciones en vez de caer en una sensiblería efectista en la que caen muchos documentales.
Porque cuando se prefiere potenciar el costado “lastimoso” para así generar una empatía que en general termina produciendo rechazo, es en donde la mirada del realizador se resiente. Todo lo contrario sucede en esta propuesta, que lo único que busca es abrir los ojos sobre aquellos que podrían elegir no hacer nada ante la realidad que les tocó vivir.