Paranoia y alienación en Aguas Verdes
El director Mariano De Rosa se inserta en este film en las aventuras y desventuras que vive un matrimonio y sus dos hijos. Juan (meritorio trabajo de Alejandro Fiore), el padre, decide ir a pasar una temporada de descanso al balneario de Aguas Verdes acompañado por todo su grupo familiar. Nada parece perturbar esos días de descanso de Juan, hasta que Roberto, un individuo misterioso que se desplaza en una motocicleta, traba relación con su hija adolescente.
Esto desencadena en Juan una angustiante paranoia; el hombre salido de la nada va conquistando a su familia y él se siente cada vez más marginado, mientras se dedica a espiar los movimientos de sus allegados. La idea original no carecía de originalidad, fundamentalmente en la pintura de ese padre que va perdiendo la confianza en sus seres más cercanos, pero el guión cae en una permanente monotonía que, sumada a unos rubros técnicos de notorias fallas, hacen de Aguas Verdes un film que promete más de lo que da.
Lanzada repentinamente a las pantallas de los cines con muy escasa promoción, la película demuestra, no obstante, que el director Mariano De Rosa (que en 1998 había realizado uno de los episodios de Mala época) posee oficio para manejar la cámara.