Ahí viene
Basada en el cuento En camino, escrito por Gastón Varela, también guionista de la película, Ahí viene nos transportará al conurbano bonaerense para sumergirnos en la más profunda depresión.
Un hombre mayor, aunque no tanto, interpretado por Daniel Quaranta (a quien tal vez recuerden por su actuación en El Perro Molina) vive solo en una casa de la que casi nunca sale. Se lo ve enojado, aunque no sabemos bien por qué. Además su apariencia es de completa dejadez, se lo adivina deprimido y melancólico. Advertiremos luego que tiene un hijo (Nahuel Yotich) y que en algún momento de su vida fue feliz. La relación entre padre e hijo es tensa, y hay ciertos rencores del pasado que luego terminarán por salir a la luz.
Ahí viene es una historia simple: los últimos días de una persona mayor amargada y solitaria. Son solo dos personajes y una casa que será casi el único escenario, el cual terminará por convertirse de alguna manera en un personaje más. El propio director, Federico Jacobi, señaló que el desafío radicaba justamente en encontrar un punto de vista dinámico para un drama con solo dos personajes principales y sucesos que se desarrollan casi en su totalidad dentro de un mismo espacio.
La decisión, según Jacobi, fue convertir los escenarios fundamentales del relato, la casa y el barrio, en el punto de vista del film, centrándose en los objetos que resultan testigos de la decadencia.
Una caja de pizza vacía, un cajón que no cierra, un cenicero lleno, un velador triste, una radio que no funciona. Ahí viene resulta una sucesión de imágenes tristes que se ven acentuadas por música melancólica con notas de tango y un filtro de cámara grisáceo. Pero se utilizan en exceso los planos detalle, tanto que por momentos pueden resultar descolgados. En el plano técnico también hay bastantes abusos de las transiciones, sobre todo de fundidos a negro, y algunos planos incomprensibles que cortan la cabeza de los personajes.
Ahí viene fue producida con el apoyo del Cluster Audiovisual de la Provincia de Buenos Aires y Estudio Chroma Ruta 2, además de utilizar el financiamiento colectivo a través de Ideame.
Un proyecto para nada ambicioso que ensambló los conocimientos de varios compañeros del mundo audiovisual, pero que parece haberse quedado en una etapa de estudio, de proyecto. El largometraje dura apenas 60 minutos, pero resultan bastante extensos, principalmente si tenemos en cuenta que la mayoría de lo que sucede en la película ya está plasmado en el trailer. El conflicto de Ahí vienese esboza recién pasados los 30 minutos de metraje.
Celebramos los proyectos colectivos y autogestionados, pero sentimos que Ahí vienerepite varios errores ya cometidos en el pasado, volviendo a reforzar esa idea de cine argentino lento y aburrido (ojo que no estamos pidiendo a la película que sea algo que no es: solo un poco más de dinámica).