Ben Affleck interpreta a Phil Knight, fundador de Nike, pero sobre todo fue el responsable de dirigir a un notable elenco encabezado por Matt Damon en esta película que en principio parece un infomercial sobre la exitosa compañía de artículos deportivos, pero que en verdad reivindica la idea visionaria de un hombre común llamado Sonny Vaccaro, que cambió para siempre el marketing y la estructura de los negocios. Heredero del mejor clasicismo hollywoodense, Affleck construye un impecable film que se convertirá además en el mayor lanzamiento de la historia en los cines de todo el mundo para una producción original de Amazon Studios.
Ben Affleck es un actor tan correcto como limitado que suele tener el buen tino de no buscar papeles demasiado alejados de su zona de confort. Ese rasgo de inteligencia se traslada a su faceta como director, en la que se mueve también dentro de un terreno si se quiere acotado, pero con resultados mucho más estimulantes. Es que pocos cineastas de su generación (está por cumplir 50 años) transitan el camino que todavía siguen marcando los Clint Eastwood o los Steven Spielberg: el de un clasicismo narrativo y una nobleza de espíritu a prueba de ironías y cinismos.
Tras las en varios casos notables Desapareció una noche / Gone Baby Gone (2007), Atracción peligrosa / The Town (2010), Argo (2012) y Vivir de noche / Live by Night (2016), Ben Affleck dirigió esta historia inspirada en un hecho real: la historia de John Paul Vincent "Sonny" Vaccaro (Matt Damon), un experto en básquet (sobre todo universitario) que ingresó a Nike y tuvo la idea -muy resistida en un principio- de contratar a un por entonces jovencísimo Michael Jordan, quien todavía no había ingresado a la NBA, y basar buena parte de la campaña de la compañía en el segmento de las zapatillas en la línea que luego se llamaría precisamente Air Jordan.
Pero hay que entender primero el contexto: Nike era en 1984 una compañía más bien pequeña y con una participación mínima respecto de gigantes como Adidas o Converse, sobre todo en el universo del básquet (le iba bastante mejor en el mercado del running con un público mayoritariamente WASP). Con un presupuesto limitadísimo y con los jugadores profesionales volcados de lleno a sus poderosas competidoras, no había mucho para hacer hasta que Vaccaro se la jugó de lleno a una única idea: apostar todo el (escaso) dinero disponible a contratar a Jordan, quien venía de destacarse en el básquet universitario, pero que a los 21 años todavía estaba muy lejos de ser el mejor deportista de la historia (o segundo, si ubicamos en la cima a un tal Leo Messi).
Lo que en primera instancia parece (y un poco es) un ejercicio de brand management, un informercial a medida de un gigante como Nike, en esencia resulta una exploración y reivindicación del emprendedurismo, de la concreción del tan mentado sueño americano. Vaccaro es un tipo obsesivo y solitario que carga con sus propios fantasmas (como una compulsión por el juego, adicción por las apuestas que luego se abandona por completo en la trama), pero cuya tosudez, obstinación y talento lo llevaron a cambiar para siempre el ámbito en el que se movía con más intuición que recursos: el marketing deportivo.
Suerte de Jerry Maguire: seducción y desafío del nuevo siglo, Air: la historia detrás del logo (el subtítulo local es bastante ridículo e inapropiado) tiene el rigor, la solidez, el encanto y la tensión propias de toda narración concebida con inteligencia y sensibilidad. Hay, claro, una construcción dramática con cierto suspenso, pero el principal logro pasa por la exploración de la psicología de los distintos personajes, en un abanico que se centra en la amistad entre Knight y Vaccaro, pero que también tiene muy valiosos aportes de -entre otros- Rob Strasser (Jason Bateman), una suerte de jefe directo del personaje de Damon; David Falk (un notable Chris Messina), el despiadado agente de Jordan; y Deloris Jordan (Viola Davis), la madre de Michael y encargada de supervisar su carrera en un papel que remite por momentos al de Will Smith en Rey Richard: Una familia ganadora.
Más allá de qué es lo que quería exponer y exaltar, Affleck siempre tuvo en claro que esta típica historia de un underdog que lucha contra todo tipo de prejuicios, carencias y contratiempos en el ámbito de las corporaciones debía contarse con mucho sentido del humor y del entretenimiento. En ese sentido, Air: La historia detrás del logo -que por momentos recuerda a los mejores momentos de Red social, de David Fincher- lo ratifica como uno de los más sólidos narradores de nuestro tiempo.