AIR: La historia detrás del logo se trata sobre cómo Sonny Vaccaro, ejecutivo de Nike de la década de 1980, consiguió que un novato Michael Jordan firmara contrato con ellos para usar las zapatillas que llevan su nombre, las famosas Air Jordan. Es decir, sobre cómo nació la relación comercial entre el deportista y la incipiente división de básquetbol de Nike y sobre cómo esto revolucionó el marketing deportivo.
En la quinta película de Ben Affleck como director, el resultado vuelve a ser grandioso, porque cada vez que se pone detrás de cámara demuestra habilidad para narrar y para hacer de cada historia un entretenimiento efectivo y de ritmo apabullante, esta vez ayudado por un guion (a cargo del debutante Alex Convery) en el que todo encaja a la perfección, con escenas, personajes y diálogos afiladísimos y con mucho timing.
El filme se centra en Sonny Vaccaro (Matt Damon), el encargado de encontrar talentos y posibles negocios rentables de Nike, que en 1984 (año en el que transcurre la película) era una empresa pequeña en comparación con Adidas y Converse, las marcas que ocupaban los primeros puestos de venta. Nike se destacaba en el running, pero a poca gente le importaba ese deporte. De ahí que Vaccaro decida poner las fichas en Jordan, quien había demostrado ser un crack en los torneos universitarios de básquet.
Vaccaro quiere crear unas zapatillas exclusivas para Jordan, que capten su personalidad porque eso lo distinguirá del resto de las estrellas de la NBA, y porque eso hará únicas a las zapatillas. Como si fuera una publicidad institucional mezclada con Red Social y Rey Richard: Una familia ganadora, la película sigue las idas y vueltas de Vaccaro con la familia Jordan y con los ejecutivos de las otras marcas, en disputas enardecidas y graciosas, sobre todo las que tiene con David Falk (Chris Messina), el ejecutivo rival.
AIR: La historia detrás del logo no es una película sobre Michael Jordan (a quien no se le filma la cara) porque es un deportista irrepresentable, es decir, ningún actor puede hacer de él y que el resultado sea creíble. Jordan fue el mejor basquetbolista del mundo y sacudió a la NBA durante muchos años, es muy difícil ponerse en su piel.
La película se centra más bien en el trabajo de Vaccaro, en su apuesta por conseguir a Jordan y en cómo va construyendo la idea de las zapatillas junto con los otros ejecutivos de Nike, como Phil Knight (Ben Affleck), Rob Strasser (Jason Bateman), Howard White (Chris Tucker) y el diseñador Peter Moore (Matthew Maher), que terminan acompañando a Vaccaro en la arriesgada empresa (los cuatro actores están impecables).
La idea de Vaccaro es muy norteamericana. El individualismo y la fe en el negocio que beneficia a todos hicieron grande al país del norte. El norteamericano promedio cree en la libertad individual y apuesta todo al negocio para hacer realidad el sueño americano. La fe y el convencimiento de Vaccaro son firmes, a tal punto que le creemos sus monólogos y cuando va a hablar con la madre de Jordan, lo que se puede tomar como una defensa del espíritu capitalista.
Si quieren le pueden poner cinco estrellas porque tiene momentos que justifican el máximo puntaje, y cada espectador se emocionará como pasa siempre con las grandes películas basadas en historias reales. Los norteamericanos saben hacer cine, no se cansan de hacerlo bien. Ben Affleck lo sabe y lo hace.