Hay películas, generalmente las buenas, que permiten interpretarlas y desmenuzarlas de distintas maneras. Air: La historia detrás del logo, de Ben Affleck y con Matt Damon, sobre cómo Nike convenció a Michael Jordan a firmar con ella, es un ejemplo clarísimo.
Porque podemos entender que trata sobre un hombre, testarudo pero entrador, que contra todos los pronósticos alcanza lo que quiere -no Michael Jordan, al menos no en este filme, sino Sonny Vaccaro, el personaje que encarna Matt Damon-.
También, que es una película sobre una gran empresa que hace lo que haga falta por ganar más dinero.
Una historia sobre las bondades del capitalismo.
O sobre cómo el sueño americano es -o era en los años '80- posible.
Para ponernos en contexto: en 1984, Nike era una marca de zapatillas para correr, que deseaba meter la nariz en el negocio del básquetbol, cuando Converse y Adidas manejaban el mercado.
Tienen un presupuesto reducido, y quieren fichar a tres jugadores de la NBA para (auto)promocionarse. Pero es Sonny Vaccaro, un gurú del básquetbol, que contra la opinión de sus superiores, como Phil Knight, cofundador de Nike (papel secundario que se guardó Ben Affleck), o Trob Strasser, el ejecutivo escéptico, pero inteligente que compone Jason Bateman, y Howard White, experto en marketing (Chris Tucker), decide ir por todo a un jugador. Sí, el novato Michael Jordan.
Vaccaro era también un jugador en Las Vegas, un tipo que sabía tanto de básquetbol como de estadísticas y tenía eso que se llama olfato, intuición o sencillamente suerte a la hora de apostar por algo.
Jordan, invisible en su propia película
Lo más extraño de Air es que el mismísimo Michael Jordan, que es el centro de la cuestión, está prácticamente invisible en el filme. Si aparece, lo hace de espaldas. Es un personaje intrascendente en la trama, porque por algún motivo delegó todo -absolutamente todo- en su madre Deloris (Viola Davis).
Las razones por las que el Ben Affleck director eligió esta opción, pueden tener no una sino varias causas: mostrar al emblema, uno de los mejores deportistas de la historia con el rostro de un actor ignoto podría bajarle el precio a la caracterización. La otra es si quiso jugar al misterio.
Y hay una tercera: al delegar tanto poder en Deloris, se fortalece -en la trama del filme, eh- la necesidad del personaje de Matt Damon por congraciarse y ganarse al único personaje femenino potente, con fuerza, en toda la película.
Lo que no gastó Affleck en encontrar un actor parecido al ganador de 6 anillos de la NBA con los Chicago Bulls, se ve que lo puso en la compra de derechos de temas musicales emblemáticos de los años '80. Nombren alguno, y lo escucharán en la sala de cine.
He dicho en otras oportunidades -y lo sostengo- que Affleck es mejor director que intérprete. Con todo, Air no es de lo más destacable, si recordamos Desapareció una noche, Atracción peligrosa (The Town) o Argo. Tiene un ritmo vertiginoso: Affleck posee la habilidad de meternos en la trama y hacernos preocupar por sus personajes, algo tan sencillo como necesario para que una película nos atrape.
Y tiene a su viejo amigo Matt Damon en el rol principal, ése que tan bien le sale al actor de Misión rescate: el del hombre común, envuelto en una circunstancia extraordinaria.
También contó con dos de sus actores favoritos: Chris Messina, el agente puteador de Jordan, y Matthew Maher, como Peter Moore, el genio del diseño de calzado deportivo que trabaja en el sótano de Nike.
Affleck se quedó con el rol del multimillonario Knight, metiéndole líneas de comediante, o escupiendo aforismos y pareciendo zen, pero al que le preocupa su auto deportivo color cereza.