Aires de esperanza

Crítica de Alejandro Castañeda - El Día

FUGADOS MUY COMPETENTES

¡Estos son presos en fuga, no los que andan por aquí! Adele, una madre soltera y separada, vive con su hijo Henry. Está atravesando un estado de depresión en un sencillo pueblito. Se escapa un preso que acabará metiéndoseles en la casa. El miedo y el recelo inicial va cambiando rápidamente. El evadido es un tipo sereno, laboriosos, diestro, criterioso y de buen trato. Tras la desesperación inicial, el fugado empieza a ganarse un buen lugar en esa casa vacía con una dueña temerosa y sin esperanzas. Es que da gusto encontrar un intruso tan lleno de voluntad y destreza: arregla el techo, cuida el jardín, ordena la casa, enseña deportes y hasta cocina tan bien que el hijo, años después, montará un restaurante con la receta que le dejó ese preso imaginativo y bueno. La historia es muy forzada, pero mantiene el interés en la primera parte. El evadido y la dueña de casa son dos seres maltratados por el amor al que sólo los une la violencia y un futuro incierto. Pero de a poco el film va perdiendo fuerza, sobre todo cuando a fuerza de flashbacks quiere indultar al preso. Pero hay suspenso y, como siempre, el fenomenal trabajo de Kate Winslet hace creíble cualquier relato.