El lugar vacante
El director de La joven vida de Juno (Juno, 2007) y Amor sin escalas (Up in the air, 2009) se embarca en un film distinto, donde el misterio y la tensión son fundamentales en el relato, aunque no por ello novedoso.
Aires de esperanza (Labor Day, 2014) cuenta la historia de una madre (Kate Winslet) y su hijo (Dylan Minnette) quienes viven aislados en un pequeño pueblo sureño luego de que el padre de familia los abandonara. Por esas cosas del destino –y de la película- aparece Frank (Josh Brolin) un preso que acaba de escapar de prisión y para ocultarse se inmiscuye en la vida privada de ellos. Lo que parece un problema termina siendo una solución: la madre tiene al hombre que necesita y el niño al padre que lo guíe. Pero tarde o temprano la policía golpeará la puerta.
Si uno ve el trailer de Aires de esperanza ya adivina el final de la película. Incluso detecta el tono melodramático pasional que desarrolla. Pero sin embargo el film sorprende, no argumentalmente, sino a nivel tratamiento del relato. El director Jason Reitman busca por todos los medios de darle un trato sensorial al asunto, es decir, prioriza trasmitir sensaciones, y no siempre de amor o paternales, sino sensaciones propias de un film de suspenso con una utilización del sonido puntillosa para dimensionar cada momento con detalle. Así la película se lleva su mejor parte en la elaboración de climas y atmósferas angustiantes, calurosas y densas, donde la desconfianza y la incertidumbre deambulan en el ambiente.
El otro recurso interesante del film es centrar el relato en el punto de vista del chico, ya utilizado por el director en La joven vida de Juno. En esta oportunidad busca salirse de la historia de amor convencional y construir una fantasía adolescente, idealizando al personaje de Frank, y mostrando la falta de protección que sufría su madre. La película logra con este procedimiento convertirse en una fábula de aprendizaje tamizada por los recuerdos de juventud.
De cierta forma, Aires de esperanza encuentra sus semejanzas con la película de Clint Eastwood Un mundo perfecto (A Perfect World, 1993), otro relato sobre un presidiario en fuga que asume el rol de padre con el pequeño en apariencia secuestrado. Si a la historia de Un mundo perfecto la traicionaba su destino de tragedia, a Aires de esperanza le sucede lo mismo pero con el melodrama redentor. Tal es así que el film no termina de redondear un producto conciso, cayendo sobre el final en los lugares comunes que tanto intentó eludir.