Razor y The Kid son un dúo de boxeadores que hace treinta años habían disputado la que sería su última pelea. El paso del tiempo comenzó a hacer mella en sus físicos y, mientras Razor se gana la vida como obrero de una acería, The Kid trata de salir a flote en un ámbito bastante sombrío. Atrás han quedado el romance que ambos tuvieron con Sally, el hijo ahora adolescente de uno de ellos y la época de esplendor, dinero y aplausos. Pero las circunstancias harán que vuelvan a enfrentarse en el ring frente a un público que los ha olvidado.
No deja de ser curioso que Ajuste de cuentas plantee en la ficción lo que la propia película vende en la vida real: el reencuentro de dos viejas glorias. Sylvester Stallone y Robert De Niro, los dos italoamericanos por antonomasia, son en esta historia un trasunto, con muchos años más, de aquellos Rocky y Jake La Motta que interpretaron, respectivamente, en la saga de Rocky y en Toro salvaje . Claro que ambas son clásicos "serios" de la cinematografía y en cambio este film es una comedia tan pura como dura, que no trata de extraer el potencial dramático de dos personajes tan conocidos como torturados, sino de ironizar acerca de los achaques de la vejez.
Pero lo mejor de Ajuste de cuentas es su falta de pretensiones y así, mientras Stallone hace creíble a ese boxeador que, íntimamente, desea volver a enfrentarse con su antiguo rival, De Niro compone al suyo (juerguista, pendenciero y autodestructivo) desde la parodia más absoluta. Y allí está su antigua novia (una Kim Basinger bella como siempre) que vuelve a aparecer para que el conflicto vaya creciendo hasta llegar a ese final a todo vapor.