Entretenido enfrentamiento de Rocky y Toro Salvaje
Enfrentar a Rocky con Toro Salvaje es una excelente idea marketinera, e incluso una buena idea para una comedia negra como esta "Ajuste de cuentas", que inventa una historia para que dos boxeadores retirados interpretados por Stallone y De Niro puedan pelear en un ring.
Tal vez si la historia a inventar hubiera seguido la línea de la comedia negra sobre un match con dos boxeadores de la tercera edad que se odian a muerte, esta película hubiera dado realmente en el blanco. Pero se ablanda mucho en su segunda mitad, volviéndose casi un melodrama de ex boxeadores.
Lo que es cierto es que, salvo por el match final, en el film hay mucho menos boxeo de lo que se podía suponer.
El asunto está planteado con astucia: en los 80, dos boxeadores de Pittsburgh, con un odio especial entre sí, dividieron a la ciudad en un par de peleas memorables. Sólo que cuando tendrían que haber tenido la tercera pelea y revancha final, uno de ellos renunció al boxeo. Treinta años después, el hijo del promotor de aquellas peleas (Kevin Hart, encargado de casi todas las escenas de tono cómico del film) convoca a ambos boxeadores para que participen en un videogame, que termina en desastre cuando éstos se encuentran en el set y se pelean de verdad. Alguien graba la pelea en su celular, y las imágenes se vuelven virales en Internet, provocando un fenómeno sin precedentes que lleva a que dos viejos púgiles puedan llenar de público un estadio.
Aquí es donde aparece Kim Basinger, el motivo del odio entre los dos boxeadores, y de a poco el drama va tapando el tono de comedia negra aplastando bastante las posibilidades de la película, que sin ser nada mala, -los protagonistas ayudan a que todo esté bien- daba para mucho más. Hay un chiste qe se burla espectacularmente de "Rocky", gracias al entrenador Alan Arkin , otro de los puntos fuertes del film. Y también, por supuesto, está la pelea final, que es la principal razón para ver este film desparejo pero entretenido.