Francisco D'Eufemia y Javier Zeballos estrenaron en el Festival de Mar del Plata 2016 Fuga de la Patagonia, una poco habitual y muy valiosa incursión en el western. Menos de dos años después, D'Eufemia (ya en solitario) presentó en un par de muestras internacionales (Pingayo, Tallinn Black Night) un film que, a su manera, recupera cierta impronta, estética y claves del western, aunque con una historia que en primera instancia remite al drama y al policial.
Pablo Silva (un correcto Rodrigo de la Serna en su papel de recio) es asignado de forma temporaria al destacamento de guardabosques en el Parque Pereyra Iraola. Llega luego de un breve paso por la cárcel y con antecedentes que dejan más dudas que certezas. Allí lo reciben -sin demasiado entusiasmo- Mario Venandi (Walter Jakob), un ex militar que es el jefe del sector, y dos compañeros: Mariano Rodríguez (Facundo Aquinos) y a Camila Márquez (Belén Blanco).
En uno de los primeros recorridos por la zona, Pablo encuentra un perro que ha muerto luego de quedar atrapado en una trampa. Es el primer indicio de lo que luego será algo evidente: allí opera una banda de cazadores furtivos ligada con traficantes de animales en un negocio por demás lucrativo.
Como en todo buen western, Silva es un héroe de dudosa moral, inclasificable, lleno de enigmas y contradicciones. ¿En verdad querrá combatir a esos delincuentes o apuesta a quedarse con una buena tajada del negocio? El film tiene una narración abigarrada y tensa, mientras que en el terreno visual se luce la fotografía de Diego Poleri. Si bien la tensión y la incógnita se sostienen hasta el final, Al acecho luce un poco elemental en su construcción y sus alcances dramáticos, aunque nunca deja de ser un buen exponente de cine de género.