Piquete Extremo
Man on a Ledge es un buen film, de esos que entretienen, que no son descerebrados, con buena acción y actuaciones decentes, pero le faltó ese factor "picante" que hace que una película sea realmente buena. De esta manera, el director Asger Leth, debutante en la gran pantalla, nos pasea por 100 minutos de suspenso y acción que tendrán un efecto positivo de corto plazo en la memoria, ya que a las 48 horas recordaremos poco de los detalles cinematográficos relevantes y sólo quedará el esqueleto de la historia central.
¡Ojo!, me gustó la cinta, pero me quedé con ganas de más trascendencia, con ganas de vivirla más, me quedó un poco desabrida.
Comienza con muy buen ritmo, Sam Worthington entra a un hotel, pide una habitación, come y se sube a la cornisa de un edificio en Nueva York desde donde amenaza con suicidarse. Obviamente se produce un gran despliegue de policías, bomberos, prensa, público curioso y por supuesto, un mediador, en este caso una mediadora interpretada con mucha decencia por la cada vez más solicitada, Elizabeth Banks. A partir de que toma contacto con el personaje de Worthington, se comienza a desmarañar un historia oculta que complica la reputación de gente importante de Nueva York.
La premisa es buena, juega con la inmediatez del tiempo presente, todo se da en tiempo real (supuestamente) y tiene algunos toques a lo "Misión Imposible" que son encarados con profesionalismo, sin aparentar demasiado pero entreteniendo al espectador.
Un buena peli de suspenso y acción que lamentablemente no formará parte de lo más destacado del año, ni siquiera del mes, aunque podría haberlo logrado si se lo hubiera propuesto seriamente.