Un film con destino de cable
Un policía preso por un robo se escapa para demostrar su inocencia. Esa es la premisa de esta película llena de momentos forzados, torpe y con poquísimos destellos actorales.
Hay muchas películas en el mundo, las salas de estreno apenas si logran exhibir un porcentaje mínimo. Por eso sorprende cuando aparecen películas como Al borde del abismo, producto menor, fallido, sin encanto alguno, fácilmente remplazable por docenas de otros films con mayores méritos. Estar en una sala viendo algo que parece destinado al cable, no es lo óptimo, indudablemente. El film narra la historia de un policía que fue preso por un robo, pero siendo inocente, se escapa para demostrar su inocencia. Su complejo –y absurdo– plan incluye ponerse en la cornisa de un edificio en pleno Manhattan. Esta historia, ¡una remake de un film estadounidense de 2011!, está llena de momentos forzados, vueltas de tuerca resueltas de forma torpe y momentos que hasta el espectador más distraído descubrirá que no tienen sentido, ni aun dentro de la lógica de la propia película. Man On a Ledge –el título original– tiene los ingredientes que ya vimos muchas veces, el falso culpable, la policía buscando una segunda oportunidad, el millonario inescrupuloso, etcétera. Sin embargo no encuentra la manera de que estos lugares comunes tengan un renovado interés para el espectador. El guión es fallido y desprolijo, pero el trabajo del director no es mucho mejor. La cámara no logra resolver con estilo las situaciones ni crear jamás el clima necesario. Si teniendo un hombre en una cornisa y un robo millonario no se puede crear interés, entonces no hay más que decir. Pequeños, muy pequeños momentos consiguen comprometer un poco al espectador y sin duda son algunas –no todas– actuaciones las que le da a la película un poco de fuerza. Elizabeth Banks, Edward Burns y Sam Worthington hacen un trabajo esforzado para lograr que las fallas de la película no se noten tanto. No lo logran, pero igual merecen una mención.