A diferencia del televisivo José de Zer, a Daniel Rosenfeld le importan menos los OVNIs que los seres humanos empecinados en avistarlos. Al realizador porteño le interesa sobre todo Antonio Zuleta, sexagenario salteño que sale cámara en mano por su Cachi natal en busca de objetos voladores no identificados, y de vecinos que hayan experimentado algún encuentro cercano del tercer tipo. A medio camino entre el retrato de un “personaje de la vida real” (con perdón del lugar común periodístico) y el ejercicio de ficción, el realizador nos recuerda que la fe dista de ser un fenómeno exclusivamente confesional.
Al centro de la tierra se titula el largometraje que le rinde homenaje a Blaise Pascal antes que a Julio Verne. No por casualidad vemos por primera vez a Don Antonio en un consultorio médico mientras le auscultan el pecho. Antes, observamos un afiche con la imagen de Jesucristo en el pasillo del hospital.
“El corazón tiene razones que la razón desconoce” escribió el autor de las célebres Pensées a fines del siglo XVII. De Zer habría convertido la frase en zócalo de esos planos introductorios, y de los pasajes en los que Zuleta reconoce los límites de la razón a la hora de explicar lo inexplicable, como los entretelones del nacimiento de su hijo o cuando supo responder el guiño de luces que una nave extraterrestre le hizo tiempo atrás.
Mientras el médico ausculta, Don Antonio parece convencido de que el estetoscopio terminará detectando algo raro. Raro en tanto extraordinario, no en términos de enfermedad, sino de don especial, supranatural (en este punto vale señalar que, ¿acaso por indicación del realizador?, Zuleta insiste varias veces en la hipótesis de que no todos los terrestres pueden ver OVNIs).
Aunque sazona su película con pizquitas de humor, Rosenfeld evita ridiculizar a su personaje. Es más, el destino que le depara en la excursión julioverniana suena a reconocimiento que el público porteño no necesariamente compartirá.
Al centro de la tierra se pre-estrenó dos años atrás en el 17º BAFICI, donde ganó el premio de la Asociación de Cronistas Cinematográficos Argentinos. El jueves pasado, desembarcó en salas comerciales de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Salta.