Demasiado Ego
Al cine con amor (Life your self, 2013) es un documental sobre el crítico de cine americano Roger Ebert. Un hombre que atravesó varias épocas de la profesión, innovó en varias oportunidades (incluso recibió el premio Pulitzer en 1975) e insistió por ser reconocido y querido por el medio cinematográfico. Tanto que en sus últimos días, con un cáncer que lo desfiguró y postró en una silla de ruedas, insiste por ser filmado convaleciente.
Al cine con amor (espantoso título local si los hay, el original tiene más que ver con la idea que se viene desarrollando, algo así como Su propia vida) es dirigido por Steve James, e intenta ser un homenaje sentido al crítico en cuestión. Pero vemos en varias oportunidades cómo Roger Ebert digita la película: “Debería tener esta música”, “Filmá esto o aquello”, y termina filmando su propia película. “He vivido mi propia película” dice, y ante las crudas imágenes de hospital iniciales, tememos por lo que se mostrará después.
En el medio, el film desarrolla una suerte de biopic sobre la vida del crítico –lo más interesante de la película- narrando la evolución (o involución) de la crítica de cine como actividad con el paso del tiempo. Cuenta que en un principio el crítico formaba parte de la industria cinematográfica, era una persona “necesaria” para los hacedores de films y desde allí se justificaba que deambule siempre en el ambiente. Se creó la necesidad, y los grandes estudios contaban con ellos para promocionar sus films. Luego en los años sesenta el cine cambia y cambia también la actividad: aparecen los críticos intelectuales que apoyan sus argumentaciones con sustentables textos, no siempre relacionados con el cine. Acá se plantea la primera disgregación entre críticos y el medio: los nuevos críticos son independientes de la industria y se manejan con total libertad. La industria los ve como un problema y empieza a aislarlos paulatinamente.
El ego del crítico no soporta ser intrascendente y busca nuevas formas de “influenciar” con sus textos y dichos. Roger Ebert es convocado junto a Gene Siskel a un programa de televisión donde intercambian opiniones sobre los estrenos. Es imposible no pensar en la versión local con “Función Privada”, conducido por Carlos Morelli y Rómulo Berruti. Se mediatiza la crítica de cine. Claro que la figura del crítico está muy pero muy alejada del show televisivo contemporáneo, y es ahí donde ese espacio también se termina. El crítico continúa intentando ser reconocido, su ego lo motoriza. Roger Ebert recurre a Sundance, festival de cine independiente americano (el que hace Robert Redford) para buscar y resaltar pequeñas películas de bajo presupuesto y elevarlas a la categoría de obras de arte. Uno de los directores dice en la película “gracias a él tengo una carrera”. El crítico vuelve a ser influyente.
El último intento por trascender es el blog personal. Roger Ebert hace un blog donde escribe en primera persona sus opiniones sobre películas. Ya no busca ser objetivo sino que los nuevos medios de comunicación le dan la libertad de hablar primero de sí mismo, y después de la película. El crítico se adapta a los nuevos medios, se codea con cinéfilos que escriben a la par y trata de convivir con ellos. Y con su ego, claro.
Al cine con amor es una de las pocas películas basadas en un crítico de cine y cae en lo peor con que pueda relacionarse a un miembro de la actividad: el narcisismo, el egocentrismo, y el auto homenaje. Cualquier similitud con la realidad…