La nueva película del director de “Bonanza” transcurre en la Patagonia y se centra en un extraño secuestro del que, por las condiciones naturales del lugar, es imposible escapar. Valentina Bassi y Jorge Sesán protagonizan este muy buen thriller con elementos de western.
¿Un accidente o un secuestro? ¿Qué misterio esconde ese hombre que se lleva a una mujer a través del desierto patagónico con la promesa de un trabajo para luego terminar con ella perdidos en medio de la nada? Ulises Rosell elige no responder de manera directa a esas preguntas en AL DESIERTO, su nueva película de ficción, la primera de ese tipo que dirige desde SOFACAMA, allá por 2006.
Protagonizada por Valentina Bassi y Jorge Sesán, la nueva película del realizador de los documentales BONANZA y EL ETNÓGRAFO es una suerte de western sureño con algunas reminiscencias “fordianas” y en la que la Patagonia es mostrada como un lugar duro e inhóspito, muy lejos de cualquier postal. Es un film de dos personas y pocos diálogos, en el cual la tensión va creciendo mientras el “secuestrador” intenta, acaso, llegar a la civilización mientras que su secuestrada intenta, acaso, escapar.
Ulises Rosell apareció en el cine argentino en aquel fundacional HISTORIAS BREVES de 1995. Desde entonces, combinó ficciones (como EL DESCANSO) con documentales, en una carrera siempre cambiante en estilos, aunque en todos los casos estén presentes las tensiones sociales como motor y contexto para las acciones de sus personajes. Aquí, un “accidente” automovilístico abre las puertas para un choque con muchas aristas, incluyendo la sexual, mientras los dos personajes intentan resolver el problema en el que se han metido y la tensión entre ellos.
Esa curiosa situación –la del secuestro sin ataduras, ya que el secuestrado no tiene modo de huir– le da a la película un aire inusual. El otro elemento es el entorno físico, que Rosell hace sentir en sus planos abiertos: ventoso, desapacible, un desierto que se extiende sin un fin a la vista y que angustia y desespera tanto a la secuestrada como a los espectadores, que notan que no hay manera de salir de ahí.
El film se presenta como un choque social, sexual y cultural entre los protagonistas, pero también uno de estilos actorales. Valentina Bassi es una actriz formada de manera tradicional mientras que Jorge Sesán (PIZZA, BIRRA FASO, OKUPAS) hizo muchas películas como actor y trabaja también detrás de cámara como utilero o grip. Ese contraste de estilos suma también para generar tensión en un thriller/western cuyos misterios, si bien están relacionados con un formato tradicional del género —el secuestro, como en MÁS CORAZÓN QUE ODIO, de John Ford— tienen su claro contexto local, transformando una necesidad económica en el escenario para una tensa e inquietante relación personal que avanza por caminos impensados.