La cita insufrible
Resulta casi imposible despegar a la figura de Nia Vardalos del gran éxito que fue Mi Gran Casamiento Griego (My Big Fat Greek Wedding, 2002). Como sucedáneos de aquel notable acierto, la filmografía de Vardalos ha vivido bajo el peso que genera la obligación de volver a repetir una conquista que guarda un gran recuerdo en el inconsciente colectivo del espectador. Así como no lo estuvo exenta su reciente Mi Vida en Grecia (My Life in Ruins, 2009) tampoco lo estará, sin duda alguna, Al Diablo con el Amor (I Hate Valentine’s Day, 2009).
La historia nos presenta a una florista (Nia Vardalos) que lleva consigo el fracaso reciente de una relación amorosa. Es entonces que en sus próximas citas pondrá en práctica una especie de teoría en la cual un conjunto de reglas a seguir le evitarán un futuro desengaño, y por ende volver a sufrir. Dicha teoría a priori infalible para la protagonista, es puesta a prueba cuando conoce a un candidato (John Corbett) que en cuestiones de citas parece ser su opuesto perfecto.
Buscando recuperar la magia perdida, aquí las expectativas y la promoción del film se duplican, púes Vardalos ejerce el rol de directora y su co-protagonista es nada menos que John Corbett quien también contara con un rol preponderante en Mi Gran Casamiento Griego. Desde entonces hasta nuestros días Vardalos ha transitado estos terrenos de la comicidad con irregular suerte y, como señalado anteriormente, cada incursión en el género que sale a la vista es irremediable la comparación con aquel su predecesor, lo que trae aparejado la exigencia de repetir tales virtudes.
Esta comedia romántica desnuda sus falencias desde muy comenzado el relato. Con fallidos intentos de querer pregonar un dogma sobre el amor verdadero, ironiza sobre ese periodo de enamoramiento y de conocimiento mutuo alertando de los peligros y las consecuencias que trae aparejado los daños sentimentales de una separación, momento al que debe evitarse por medio de un juego de citas. En gran parte este tropiezo puede explicarse en la falta de experiencia de Vardalos detrás de cámaras. Hoy Vardalos y Corbett lucen insípidos en pantalla y solo en contadas ocasiones logran transmitir algo de emoción genuina a la historia.
Con el día de San Valentín como marco para su desarrollo, este film coral parece un compendio de todo lo que se debe hacer si uno pretende que la comedia sea un fiasco, algo así como un pequeño diccionario de fracasos asegurados: desde diálogos nimios que aportan poco y nada a la trama, pasando por un relato que transcurre en la intrascendencia total hasta llegar al ápice de la ausencia de imaginación. Uno puede fácilmente anticipar lo que va a suceder en la historia y eso es señal que no se han hecho las cosas bien. Esto se debe a que la trama esta inundada de pasajes comunes, sin brillo ni originalidad donde Vardalos transita poniéndose las ropas de una suerte de heroína para mujeres seducidas y abandonadas. Y no sin un enorme esfuerzo por tratar de llevar a buen puerto una historia a la que 90 minutos le son notoriamente exagerados. Como esa cita con la chica equivocada donde uno busca excusas para salirse del compromiso lo antes posible.