Gibson estilo Bogart
Luego de varios años sin protagonizar una película –la última fue Señales (Sings) en el 2002- el legendario actor de Arma Mortal (Lethal Weapon, 1987), Mel Gibson vuelve al ruedo con un policial que remite a los realizados en la década del '40 por Humphrey Bogart, por su temática y estructura narrativa, sin dejar de lado sus característicos relatos de venganza.
Tom Craven (Mel Gibson) es un detective retirado que espera a su única hija adolescente, a la cual no ve hace tiempo. Ella es brutalmente asesinada delante de sus ojos y él deberá desentramar una red de corrupción que incluye políticos y corporaciones, para comprender y vengar la muerte de su hija.
Mel Gibson encarna al personaje que le dio más carácter en su carrera como actor: el tipo que supo convertir sus tragedias personales en ira y llegará hasta las últimas consecuencias para vengarse, dejando atrás leyes y códigos morales. Desde Mad Max (1979) hasta Corazón valiente (Braveheart, 1995), Gibson nos tiene acostumbrado a estos personajes, aquí caracterizado con un sobretodo largo al mejor estilo Humphrey Bogart.
Pero no es sólo el sobretodo lo que remite a los filmes de Bogart en Al filo de la oscuridad (Edge of Darkness, 2010), todo el film por su temática de corrupción, traiciones y giros imprevistos, demuestran que en este tipo de historias nadie es de fiar, como sucedía en los clásicos policiales del actor de Casablanca (1942). El sistema institucional (en las de Bogart) y el corporativo (en la de Gibson) están corruptos y el detective deberá deambular entre ambos bandos, la ley y el crimen, para sacar su tajada y llegar a la resolución del misterio.
La dirección está a cargo de Martin Campbell que, como buen director de narraciones clásicas, cambia su estilo narrativo según lo pida la historia en cuestión. Es así como sus filmes Casino Royale (2006), La marca del Zorro (The Mask of Zorro, 1998) y Al filo de la oscuridad, no tienen nada en común en cuanto a marca autoral se refiera. En Al filo de la oscuridad, Campbell utiliza fundidos a negro, largas conversaciones que impone mucha agudeza de sus personajes, dejando evidente la inteligencia de los mismos.
Al filo de la oscuridad no es un gran film, hay que decirlo, pero es un policial efectivo que rememora los clásicos policiales hollywoodenses, con la violencia y brutalidad actual, que marca el regreso de Gibson, más viejo y arrugado, pero con su sed de venganza aún intacta.