Una de Mel
Este nuevo thriller protagonizado por el filo ario Mel Gibson, no hace más que repetir sin innovación ninguna, las formales reglas del género, inyectándonos desde el comienzo una aguada dosis de intriga.
Un policía de la muy blanca ciudad de Boston, obviamente muy rudo e impoluto, recibe a su hija becaria de un instituto de investigaciones. Enseguida observará que la niña, es así como él la ve todo el tiempo, traerá algún problemilla de salud, una vez descartado el embarazo -vade retro Satanás-, el policía se preocupara aún más, pero como se sabe un par de balas bien puestas solucionan cualquier problema de salud.
De allí en más al desdichado padre no le queda más que investigar la vida de su hija, para descubrir a quién mando a los matones a tocar el timbre de su puerta. Claro se topara con los mismos empresarios codiciosos y políticos corruptos de siempre. Nada, previsible, obvia y sin sorpresa, bueno hay una al final, que no se puede contar ya que no lo creerán.
Mel Gibson, como actor sigue siendo el mismo pedazo de bronce que fue desde siempre, y haberse tomado el esfuerzo de redimir al mundo o por lo menos a occidente se le nota. Quizás, lo único bueno del film sea que al terminar uno se pueda y a comer una pizza con la chica de sus sueños.