El retorno de Mel
Luego de varios años de ausencia en la gran pantalla, Mel Gibson vuelve para mostrarnos que no se olvidó de actuar y su talento sigue intacto. Recordemos que prácticamente durante toda la década, el actor que le dio vida al mítico William Wallace se abocó de lleno a la dirección, logrando las controvertidas y sanguinarias La Pasión de Cristo y Apocalypto.
En contra de todas las predicciones, la nueva película de Martin Campbell (Casino Royale, La mascara del Zorro) es un film entretenido y bien realizado. Si bien el avance promocional muestra mucha acción, el thriller dirigido por el neozelandés es más bien una película tranquila, donde predominan los diálogos y la investigación por parte de Thomas Craven (Gibson) quien ve cómo unos encapuchados asesinan a Emma, su hija, en la puerta de su casa y desde ese momento sólo busca una sola cosa: venganza.
El film tiene dos puntos altos que vale la pena destacar. El primero y más fuerte está en las conversaciones que Craven tiene con las personas del entorno de su hija; diálogos que revelan paulatinamente las actividades en las que se veía envuelta Emma y que hacen que la película no decaiga en ningún momento. El segundo pico más alto se puede observar cuando Mel Gibson tiene una pistola en la mano; las escenas de acción y persecución, que son el fuerte del director, están a la altura del relato y muestran definitivamente lo que el protagonista se encarga de repetir varias veces durante toda la película: él no tiene nada que perder.
En conclusión, Al filo de la oscuridad no es una obra que marca un punto de inflexión en el género, pero el film se destaca por ser una propuesta que pese a contener los mismos elementos que la mayoría de este tipo de películas (políticos corruptos, grandes corporaciones manejadas por tipos intocables, policías que cambian de bando, etc.) logra despegarse del resto y ofrecer un producto digno de ver y que sin dudas logra su cometido de entretener a doscientas personas que se sientan en una sala de cine con el fin de distenderse.