Esta es la vuelta al cine de Mel Gibson, en un rol protagónico luego de 7 años (el ultimo había sido en la pésima "Signs"), interpretando a un padre que busca venganza tras el asesinato de su hija.
Al menos esto es lo que uno espera luego de ver el trailer, donde se vende como un thriller de acción al mejor estilo "Taken" con Liam Neeson.
Gibson ya hizo buenos trabajos en este genero, como "Ransom" y "Payback", y volverlo a ver en un papel así me entusiasmaba.
Pero en vez de esto, me encontré con la investigación que encara el padre/detective Thomas Craven (Gibson) sobre la desconocida vida de su hija, que lo lleva a descubrir una conspiración empresarial y política que incluye la fabricación de armas nucleares.
Martin Campbell, director de buenas películas de acción como "The Mask of Zorro" y "Casino Royale", adaptó este film sobre una miniserie inglesa de la BBC estrenada en 1985 que también dirigió.
Nunca vi esta miniserie de seis horas, pero la trama aquí resumida en poco menos de dos horas resulta demasiado simple y con poco suspenso o misterio.
A los "malos" los conocemos temprano en la historia, lo que nos deja solo a la espera que el personaje de Gibson los descubra. Cuando finalmente lo hace, esto lleva a una última media hora para el olvido.
Igual tiene un par de buenas escenas de acción con el viejo Mel.
Mel Gibson ha tenido problemas en los últimos años por algunos comentarios racistas que hizo cuando lo arrestaron por conducir borracho. Esto lo llevó a enfocarse en proyectos como director ("The Passion of the Christ", "Apocalypto") que lo mantuvieron alejado de la actuación.
Su regreso como actor es bienvenido y aquí sostiene una película que sin su participación hubiera pasado desapercibida.
Ray Winstone lo acompaña en el papel de un agente libre que no termina de quedar claro para que lado tira.
Una película previsible que marca el retorno de un buen actor.