Al filo del mañana

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

Gears of War encuentra a Groundhog Day. Resulta curioso ver como la comedia de culto de Harold Ramis ha cobrado súbita vida en lso últimos tiempos, siendo objeto de inspiraciones / reciclados y adaptaciones de diverso calibre. Sea la serie Day Break, la recientemente vista Source Code, o ahora el caso que nos ocupa, lo cierto es que la premisa - una persona se ve atrapada en un bucle del tiempo y del espacio, siendo forzada a vivir la misma situación una y otra vez - sigue dando muestras que tiene tela de sobra como para seguir cortando y seguir pareciendo fresca. Y, en el caso que nos ocupa - planteada en un escenario de ciencia ficción, en donde el protagonista debe revivir constantemente el fallido asalto final contra una avanzada alienigena que amenaza dominar la Tierra en el corto plazo -, el filme de Doug Liman queda al borde de ser un clásico memorable. Lástima que el tercer acto se ve forzado y no encastra con la naturalidad y fluidez que mantenía toda la trama previa.

Al Filo del Mañana es, como decía Hitchcock, una película de refrigerador. El espectador va a verla, se divierte un montón y - a la noche, cuando va a la heladera a buscar un bocadillo - comienza a caer en la cuenta de las pifias de lógica del argumento. Lo que intentaba decir Hitchcock, en todo caso, es que todo buen director que se precie debe pases de magia para camuflar los defectos de la historia y, si están hechos como corresponde, el espectador sólo terminará por descubrirlos una vez que pasen unas horas y haya bajado a niveles normales la adrenalina provocada por el espectáculo. Ahora, si el mago la pifia en un truco, se dispara automáticamente un proceso instantáneo de revisión - se pierde la suspensión de la credibilidad - y el espectador se dedica a cuestionar todo lo visto anteriormente. Al Filo del Mañana no es tan burda como para arruinar sus méritos previos pero, al llegar al climax, tambalea. Las acciones son algo traídas de los pelos, las decisiones de los protagonistas no son todo lo lógicas que debieran - al menos dentro del contexto de la historia -, e incluso abundan las casualidades. Después se encausa, pero por un momento pierde momentum.

En sí, Al Filo del Mañana es como un viaje en el tiempo con una máquina descompuesta. Tom Cruise arranca siendo un cobarde, un charlatán y burócrata de escritorio que termina siendo obligado a ir al frente debido a su soberbia. Vive un día del demonio, con un sargento que lo bardea todo el tiempo (un delicioso Bill Paxton, sintonizando al militar pueblerino que hacía Slim Pickens en Doctor Strangelove), un escuadrón que lo odia y lo ve como un estorbo mortal, y un montón de armas de última generación cuyo funcionamiento desconoce. Al tipo lo tiran en un medio de un asalto masivo al estilo del Dia D (situado incluso en Normandía), y el flaco no dura menos de cinco minutos - revienta una mina y queda empapado por la sangre de un extraterrestre, la cual parece ácido como el que escupía el bicho de Alien -. La sorpresa está en que el tipo no muere, sino que su vida se resetea 24 horas, regresando al mismo momento en que lo arrestan y lo ponen bajo el mando del prepotente Paxton. Repite mas o menos lo mismo - pensando que es un deja vú o un mal sueño -, hasta que descubre que espicha... y vuelve al mismo punto de partida. Y así, una y otra, y otra vez. Después de varias decenas de veces el tipo se pone canchero, y sabe por dónde vienen las balas y caen las bombas... hasta que se topa con "el Angel de Verdún"; una heroína legendaria (Emily Blunt, pasada de anabólicos y con mas músculos que Sylvester Stallone y The Rock juntos) la cual lideró la única batalla ganada por los humanos. Y ella conoce el calvario que Cruise está pasando. A ella le pasó lo mismo en Verdún, cuando se salpicó con sangre alienígena. Al parecer la hemoglobina de estos bichos la pone en contacto con la mente colectiva que los maneja, la cual funciona como un jugador de ajedrez, acomodando sus piezas para la batalla y reseteando el tiempo cada vez que una partida no le conviene. Al estar contagiado con sangre alien, Cruise se ve y siente como uno de ellos - como un alfa, uno de los jefes de campo extraterrestre y los cuales no pueden morir, so pena que el cerebro central reinicie el tiempo una y otra vez -. Por otra parte el contacto con la mente central le permite visualizar la ubicación del mismo. Sólo es cuestión de identificar el lugar... y de poder salir con vida de la maldita playa de Normandia en donde se comete la masacre, para lo cual Cruise debe memorizar caminos, pasos, respuestas, tics, etc y repetir una y otra vez hasta que le salga bien. Acá es donde el filme entra en una vena de comedia negra, ya que Cruise la pifia todo el tiempo y - como Willie E. Coyote - resulta aplastado, bombardeado, baleado o atropellado de las mil y una manera posibles. Y tal como el conejito Duracell, todo se resetea y Cruise vuelve a andar,... y andar... y andar.

Al contrario de Groundhog Day - en donde Bill Murray era un cretino atrapado en el hechizo del tiempo y sólo podía salir del bucle convirtiéndose en mejor persona -, aquí el protagonista no puede liberarse de su destino siendo mejor guerrero. Sin lugar a dudas aprende y hasta se vuelve un tipo valiente, pero muchas veces los caminos escogidos - largos y tortuosos - se convierten en callejones sin salida y el tipo debe reiniciar y probar otras recetas. Eso es lo que la diferencia radicalmente de Groundhog Day en donde siempre ocurria lo mismo; hay momentos en que Cruise se ve obligado a tomar un camino alternativo, basándose en información que solo él conoce y que proviene de una fallida experiencia anterior. Esto transforma a Al Filo del Mañana en una experiencia tan fascinante como inteligente. Y mucho se debe al talento de Doug Liman, el cual es un narrador impecable y evitar que el mecanismo central de la premisa - la repetición - se vuelve agotadora.

Lamentablemente el tercer acto presenta problemas de coherencia con todo lo descripto en el desarrollo previo. (alerta spoilers). Si Cruise, al contagiarse con la sangre de un especimen alfa extraterrestre (algo así como el sargento de cada pelotón alienigena), se convertía en uno semejante, entonces habria varios alfas desperdigados por el campo de batalla y bastaba la muerte de uno de ellos (no sólo la de Cruise) para resetear toda la historia. Pero aún asumiendo que existe un único alfa, tampoco se entiende por qué Cruise retrocede hasta el dia anterior de la batalla y no, por ejemplo, hasta su infancia. Por otra parte la conexión con la mente extraterrestre debería alertar a ésta de los planes de Cruise de rastrearla y matarla (el filme muestra cómo el cerebro planea una emboscada pero, al estar interconectados, debería anticipar que la misma fallaría y que Cruise iría a buscar el aparato que lee mentes alienigenas). Pero, mas allá de estas dudas razonables, lo mas molesto es la velocidad con que convence a sus odiados compañeros de equipo para que lo acompañen en una misión suicida o que, incluso se sacrifiquen por él. ¿Cómo tomar por asalto el bunker del cerebro alien sin matar algún alfa y apretar el reset de la historia?. ¿Cómo un muerto puede revivir al empaparse con sangre alien?. ¿Por qué el reset lo lleva a otro momento antes de la invasión, y cuando aparentemente el cerebro está muerto?. Yo creo que el final podría estar compuesto por estas mismas piezas, pero narradas en otro orden o de manera mas pulida, y lo cual resultaría mas satisfactorio y natural. (fin spoilers)

Yo creo que Al Filo del Mañana es otro de esos filmes brillantes que derrapa en la recta final. A veces esos derrapes se perdonan, otras veces resultan molestos. Aquí el filme es intachable durante el 75% del tiempo y luego tiene que hacerle un nudo a la trama, lo cual es complicado en vista de los sofisticado de la historia. A mi juicio el desenlace elegido no es el mejor y sirve para darle un cierre con cierto sabor artificial, lo que es una macana en vista de lo brillante que resulta todo el desarrollo previo.
- See more at: http://www.sssm.com.ar/arlequin/filo-manana.html#sthash.JGAFaDFe.dpuf