Tal vez por la escasa cantidad o calidad (me niego a pensar que todo está dicho) el cine de ciencia ficción es probablemente uno de los más “refritados”, junto con el de terror. Es curioso porque sentarse a pensar e imaginar un futuro para la raza humana, sea o no en términos apocalípticos, debería servir para precisar, entre otras cosas, por qué y cómo hemos llegado a la situación planteada. Hay mucho para preguntarse sobre cómo modificar el presente para augurar un futuro menos desértico en todos los términos posibles.
De una producción de Hollywood sobre un futuro apocalíptico que incluye una invasión extraterrestre uno ya sabe que el gen de la idea no es para la filosofar, sino para vender todo el pochoclo que se pueda. Por eso, es en los antecedentes de los creadores de donde uno se puede agarrar para vislumbrar las posibilidades de ver entretenimiento puro o algo más.
Veamos entonces. El director es Doug Liman, hombre de cal o de arena si tenemos en cuenta buenos pergaminos como “Identidad desconocida” (2002), el inicio de la saga de Bourne en 2002, aceptable manejo de humor y acción con “Sr y Sra. señora Smith” (2005, o la muy olvidable “Jumper” (2008). Los guionistas son tres: Christopher McQuarrie, guionista que aburrió mucho con “El turista” (2010) pero entretuvo bien con “Operación Valkiria” (2008), y los hermanos Jez y John-Henry Butterworth, quienes ya habían trabajado con éste director en aquella “Poder que mata” (2011), con Naomi Watts y Sean Penn. Así las cosas., el lugar que ocupan la idea y el argumento no será tan importante aquí.
El mundo está en crisis luego de una invasión extraterrestre, todo esto explicado en algunos segundos con flashes de noticieros de todo el mundo de forma tan rápida como poco concreta (¿no se cansan de este recurso?). Por supuesto el ejército de los Estados Unidos está, como siempre, bregando por la democracia, el american way of life, etc. Hay que recuperar el orden como sea. Rápidamente se avanzó en la tecnología para combatir a los bichos que son una mezcla de pulpos mecánicos inyectados con cocaína de la mala. Se mueven tan rápido que apenas se pueden ver como para corroborar el plagio de diseño de los centípodas de “Matriz” (1999). En fin. Cage (Tom Cruise) es un militar con el talento suficiente como para haber podido evitar el campo de batalla y a la vez convertirse en un carismático lobbysta a favor de la exterminación. Pero un día, yendo a Londres, el General Grighman (Brendan Gleeson) lo manda carrera march a encabezar las tropas que revivirán el día “D”, casi 70 años después en el mismo lugar. Pavada de referencia histórica, pero sucede que a los aliens les encanta el aire parisino, o el buen vino, y ni que hablar del arte a juzgar por el lugar en donde deciden instalar el núcleo de la invasión. Defecado en los pies, y contra su voluntad, el bueno de Cage baja a la playa, esquiva un par de cosas y muere. Inmediatamente después, despierta nuevamente en el momento previo a ser incorporado al batallón iniciando así un constante reinicio de la misma secuencia una y otra vez hasta poder entender qué pasa a través de Rita (Emily Blunt), quién servirá de guía al novato y al público.
Aquí es donde la memoria del espectador acudirá raudamente para responder de dónde le suena esta idea entretenida si, pero con grandes diferencias. “Hechizo del tiempo” (1993) inquietaba con humor sobre la rutina, el desaprovechamiento del tiempo y la autenticidad del ser, y “8 minutos antes de morir” (2011), si bien está lejos de la anterior, al menos dejaba picando esta sensación del ejército norteamericano explotando a sus hombres hasta gastar lo poco que queda de vida digna. “Al filo del mañana” esquiva con éxito cualquier planteo de este tipo dejando descansar su esencia en la acción continua, en algo de humor, y en la progresión del personaje principal cuyo tránsito de holgazán acomodado al héroe que salva el día es notable. Sólo por estos detalles la película no sigue el camino de “Invasión del mundo: Batalla Los Angeles” (2011), pero claro, nada puede ser peor que aquella.
La temática de ciencia ficción necesita renovación de ideas. Mientras tanto la sensación es que todo se parece.