Cuando el cine de gran presupuesto de Hollywood modelo 2014 parecía hundirse en la mediocridad y la catástrofe (El sorprendente Hombre Araña 2, Godzilla, Maléfica) llegó Tom Cruise -otra vez- para rescatarlo. Cruise es no solamente uno de los mejores actores de su generación, sino que además ha sabido elegir con gran criterio las películas en las que ha participado. Pocos pueden ostentar tantos grandes films, tantos grandes directores en su legajo (Coppola, Scorsese, Spielberg, Kubrick, De Palma, entre otros). Por otra parte, hablar de "su generación" puede ser engañoso: aquí Cruise hace pareja con la excelsa Emily Blunt, que nació en 1983 (cuando él ya era la estrella de Negocios riesgosos). Cruise no parece agotarse ni envejecer, y su energía suele transferirse con pocas excepciones al cine del que forma parte. Uno casi podría decir, ante cada película del actor: "Confíe: es un Cruise".
En Al filo del mañana, el actor es un especialista en medios que está en el ejército porque, bueno, necesitaba trabajo, pero lo suyo no es la pelea. Hay una invasión alienígena. Esto es un problema global. Y hay una heroína ya establecida (Blunt). La película dispone estos elementos y logra un ensamblado casi perfecto entre componentes de Hechizo del tiempo (Groundhog Day, con citas directas en diálogos y en modos de hacer avanzar el montaje y la comprensión del relato), de La guerra de los mundos y de -tal y como ocurre en el western- el camino de construcción del héroe y la prueba de su valía para merecer a la mujer.
Hay un entramado heroico (Cruise será el hombre común puesto en circunstancias extraordinarias), así como uno de acción, de aventura y de historia: coordenadas de la Primera (Verdún) y la Segunda Guerra Mundial (el desembarco en Normandía), más un armado de diálogos precisos, cargados, rítmicos. No se habla de más en esta película. No hay acción en exceso. La narración retoma situaciones con gran sentido del resumen y la concisión, y durante un ochenta por ciento del relato estamos ante una de las más grandes películas de ciencia ficción del nuevo siglo, con una conciencia clarísima de las habilidades de los videojuegos, de su velocidad, de su movimiento, de los reflejos necesarios, de la memoria física y de cómo integrar eso a un relato cinematográfico.
La secuencia final y la resolución no están a la altura de la progresión y de la perfección anterior, y es por eso que la película no alcanza una estatura mayor. Pero esta cercanía con la perfección, esta inteligencia para entretener y divertir -distraer con acción, humor, timing- son motivos de celebración vengan de donde vengan, sea del director Liman (que tiene bodrios como Sr. y Sra. Smith y alguna buena como Bourne), de la magia de Cruise o del gran guionista Christopher McQuarrie (Los sospechosos de siempre; Jack, el cazagigantes). Que McQuarrie haya guionado también Operación Valquiria y escrito y dirigido Jack Reacher, ambas con Cruise, podría ser un indicador del origen de los méritos de Al filo del mañana.