Mirar, disfrutar, repetir.
Es verdad que la propuesta inicial de Edge of Tomorrow no es nueva, que ya hemos visto algo muy parecido en Groundhog Day, primero, y algo relativamente similar en Source Code, hace apenas un par de años. También es cierto que los fundamentos argumentales que explican la dinámica de la película son bastante vagos, en especial para aquellos que necesitan filtrar todas y cada una de las historias por un tamiz de verosimilitud. Quizás Edge of Tomorrow no sea radicalmente original y consistente, y aun así, es una gran película de ciencia ficción.
Sin poseer una trama excepcional, Edge of Tomorrow consta de una enorme ventaja en su género: un guion virtuoso. Son incontables los momentos en que uno se ríe o asombra a medida que la historia transcurre, gracias a un conjunto de secuencias brillantemente concebidas desde lo narrativo y luego eficazmente ejecutadas en la pantalla. Cinematográficamente hablando, a Edge of Tomorrow no le sobra ni le falta nada. Los personajes y la historia están muy bien presentados, las escenas de acción son contundentes y la edición es sublime. Todo esto, a ritmo perfecto. No existe siquiera un bache en que el espectador se distraiga y pierda el hilo de la película.
No estamos hablando de una obra maestra de la ciencia ficción, pero sí de una gran entrega en el género. Edge of Tomorrow es cine puro, pensado para el entretenimiento y realmente muy bien logrado. Es una excelente propuesta para divertirse a lo grande.