La mirada fría.
Tolhuin es un pequeño y joven pueblo de Tierra del Fuego, ubicado en el corazón de la provincia y declarado hace menos de dos años como municipio. Sus condiciones climáticas de nevadas, heladas y frío permanente hacen que la vida sea una aventura diaria no buscada. La acumulación de días arduos hace que muchos se planteen la continuidad en un escenario involuntariamente hostil. Franca González, la directora del maravilloso documental sobre el historietista Liniers (El Trazo Simple de las Cosas), posa su mirada neutra, sin intervenciones, en la cotidianeidad del pueblo, específicamente sobre un puñado de personajes. Uno de ellos, para que la gente no se vaya, tiene la intención de organizar un carnaval en invierno. Este hombre, Roberto, un señor bigotón y de empuje espiritual, es el motor de este pueblo frío -climáticamente- pero que emana calidez desde sus habitantes.
La directora mantiene el pulso observacional hasta el final pero trastabilla en la pérdida de tensión -que el documental acumula a pesar de su progresión casi silente e imperceptible- sobre el único objetivo (de los personajes y de la propia historia), que es el carnaval. En el camino, priman los largos planos fijos, el tiempo estirado y una sensación de repetición del contexto blanco y frío que viven los pobladores de Tolhuin. Los pocos diálogos pertenecen a lo terrenal; no hay un exceso que se traslade a una dimensión enunciativa en la búsqueda de transmitir de manera digerida algún mensaje (una recurrencia algo rancia ya en el cine argentino documental, remarcada en la última década).
El cine de González es un cine de contemplación, un rasgo que se detectaba en algunos fragmentos del mencionado documental sobre Liniers, que comienza a convertirse gradualmente en un motivo temático de su obra. El frío y sus elementos más característicos, por otra parte, también aparecen en casi todos sus trabajos como elementos retóricos, como en Tótem, la segunda película que conforma el díptico que se estrena en conjunto con este film, Al Fin del Mundo, una propuesta que no se sonroja por solo mirar y transmitir esa mirada sin posicionarse forzosamente en un casillero ideológico prefabricado.