Cerró hace poco tiempo el Fest de Cine Brasileño en Buenos Aires en su edición 2015, y este film fue de la partida, destacado por sus curadores.
Producción compartida con el país hermano, “Al Oeste del Fin del Mundo”, cuarto largometraje escrito y dirigido por Paulo Nascimento, es una cinta sobre la soledad, el dolor y las angustias de un pasado que lastima, a pesar de encontrarse lejano en el tiempo, pero fresco en la piel.
Cerca de Uspallata, Mendoza, en un paraje alejado, manejando una estación de servicio como actividad, conocemos a León (César Troncoso) separado de su mujer y su hijo por voluntad propia.
Su pasado lo ha marcado, es ex combatiente de la guerra de Malvinas y este recuerdo, tiene un peso decisivo en su actualidad. Lo sabemos.
Troncoso encarna a un hombre atormentado, pero silencioso, herido pero no agonizante, en una labor fantástica, por la entrega gestual que constituye la columna vertebral de su personaje.
En ese espacio, recibirá visitas: Silas ( Nelson Diniz, ese brasileño extraño que emana misterio con su moto) y Ana (Fernanda Moro) quienes con pocas palabras, serán los únicos sujetos con los que León se relacionará. Cada uno tiene su impronta, aunque la mujer instalará un conflicto particular en el escenario que juega León, que quizás no sea fácil de resolver.
El haber sentido el odio y la desazón y el hecho de ser fugitiva , hará que sea temeraria en su accionar, cuestión que descolocará al anfitrión.
Hay un escenario imponente, pocas palabras y mucho silencio. Lo no-dicho cobra un peso importante en la cinta y está bien llevado, a pesar de sentirse austero y áspero desde la butaca.
Entendemos el porqué de la elección de esas líneas, aunque quizás un tratamiento más frontal o directo harían perder el valor de la cinta en su conjunto. “Al oeste de fin del mundo” es una cinta introspectiva, que emana dolor y reflexión y aunque el recorrido sea cuesta arriba, depara alguna sorpresa luego de llegar al punto más emotivo y complejo de la historia.
Sí, hay que decir que sin Troncoso en el cast, este proyecto no tendría la profundidad que tiene. Afortunadamente el actor uruguayo es un referente único para dotar de impacto a la cinta. No es perfecta (insisto con la advertencia al que le cueste la contemplación y el silencio en el cine) pero sí, un buen producto, modesto y emotivo.