Hace 27 años se estrenaba la película animada "Aladdin" que se coronaba como una de las más aclamadas cintas de este maravilloso mundo de Disney, con una banda sonora y canción original que marcarían una época. En tiempos de remakes, Guy Ritchie trajo su propia versión live-action del clásico.
El joven Aladdin es un ladronzuelo que se enamora de la princesa Jasmine, hija del Sultán, Para conquistarla, aceptará el desafío del maligno Jafar, pero en su camino conocerá a la lámpara mágica y al querido Genio, que cambiarán totalmente esta aventura. Si bien hay algunas diferencias en la historia (ya las contaremos), la base de la trama y los personajes son casi idénticos, con algunas escenas tomadas directamente de la original y otras reversionadas con algunos toques de dirección de Ritchie que, aunque se pueda notar su toque característico en determinados momentos, no tuvo la libertad que ha tenido en otras cintas para filmar con su electrizante estilo.
A pesar de las dudosas expectativas de esta remake, la película cumple con entretener, divertir y contar esta historia con algo de la magia que había tenido la original. Mena Massoud (Aladdin) y Naomi Scott (Jasmine) están muy bien elegidos para los personajes, pero el que verdaderamente se luce es Will Smith en la piel (azul) del Genio. Muchos temían cómo sería encarnar al mítico personaje animado que había tenido la voz de un talentoso Robin Williams hace tiempo, pero Smith se llevó todos los aplausos.
El film tiene una primera hora magnífica, con muchos gags y chistes que hacen reír, con el mismo aire de la original, con un Genio que cada vez que aparece engrandece la película. Los momentos musicales y las coreografías, incluyendo la hermosa "Un mundo ideal", quedaron brillantes y cautivantes, con mucho colorido. Sin embargo, hay un peligroso pozo después del viaje de Jasmine y Aladdin en la alfombra mágica, en el que la cinta se torna aburrida y cansadora, a tal punto que la audiencia desea que ya llegue el final. Por suerte, en el último acto recupera la posta para finalizar con un clímax bien logrado. La razón de este bajón narrativo puede haber sido el excesivo metraje de la película; la animada dura una hora y media, mientras que ésta se estira una media hora más.
En cuanto a las diferencias con la cinta de 1992 dirigida por John Musker y Ron Clements, las principales se tratan de correcciones políticas según los tiempos que corren hoy en día. El más notorio es el de Jasmine, que persigue una meta más personal y no tan dependiente de su prometido; una decisión acertada por parte de la productora. También existe un trasfondo más desarrollado de la historia de cada personaje que, si bien nos sirven para empatizar más, termina haciendo excederse en exposición a determinadas escenas.
En síntesis, "Aladdin" es una lograda remake que entretiene, emociona y divierte a toda audiencia, y aunque carezca de la sorpresa de la original y se sobrepase en metraje, es una buena excusa para hacer un revisionado de esta maravillosa historia de Disney.
Puntuación: 7/10
Manuel Otero