Para quienes fuimos niños en los 90s, Aladdin fue más que una película. Fue algo que nos fascinó.
Veníamos de La sirenita (1989) y La Bella y la bestia (1991), dos fantásticas películas, pero sin la dosis de aventura que tenía la historia de la Lámpara Mágica.
Eso, sumado al gran videojuego de consolas caseras, marcó a una generación. Amén de su excelente banda sonora.
Ahora bien, había mucha reticencia con este estreno. Primero y principal, porque lo que se veía en los trailers no convencía, y segundo, porque había una aparente falta de carisma en sus personajes.
Por lo que debo decir que me sorprendió para bien. Los trailers no le hacen justicia. La película es buena, pese a sus fallas.
El primer acto es muy bueno, sobre todo los primeros 25 minutos. Que, casualmente, son los que tienen la identidad y sello de Guy Ritchie.
Luego da la sensación de que el director abandonó su puesto y que otro ocupó la silla, dado a que el resto del metraje es bien de fórmula Disney y sin personalismos.
La banda de sonido sigue siendo impresionante, pero con un par de temas nuevos que no están a la altura y que desentonan un poco.
La historia es la misma, pero con algunas variaciones que le suman.
Ahora bien, el alma de Aladdin siempre ha sido El Genio, y si bien Will Smith hace un buen laburo, tampoco se luce.
Aunque en Argentina no disfrutamos a Robin Williams como el personaje en su momento con motivo del doblaje, los que nos convertimos en cinéfilos nos hicimos fans de lo que había logrado.
Smith no intenta imitarlo, lo cual está bien, y hace suyo el papel, pero en la comparativa sale perdiendo. Y tampoco lo ayuda el CGI azul.
Ese es otro tema, los VFX. Por momentos son alucinantes, y por momentos parece que no los terminaron.
En cuanto al resto del elenco, salvo Naomi Scott, quien interpreta a la princesa Jazmín con mucha frescura y acorde a los tiempos actuales, el resto no convence.
Jafar (Marwan Kenzari), quien era un gran villano en el film animado, aquí no inspira nada.
Pero lo más grave es que el titular de la historia y por la cual la película lleva el título, no posee carisma para ese personaje. Mena Massoud no me causó nada, y eso le resta bastante a todo.
En definitiva, Aladdin no es la mejor adaptación live action de Disney, pero tampoco la peor.
No va a defraudar a los que crecimos con la original y atraerá muy bien a las nuevas audiencias.