Podríamos definir este primer largo metraje documental de Paula Pellejero como el encuentro fuera del tiempo de dos artistas. Ella fascinada por la obra de un creador precursor del arte contemporáneo, incomprendido y casi desconocido, y el resultado de un trabajo impulsado por la admiración, el redescubrimiento y facilitador de hechos también artísticos. Alberto Greco que en los años 60 y 70 como poeta y partidario de la acción urbana recorre ciudades y experiencias para poner en práctica su manifiesto: el arte vive, se manifiesta, se señala en la calle. Y la directora, involucra su tiempo, sus experiencias, su familia, sus amigos, también artistas, en un camino creativo y buceador de una personalidad elusiva, efervescente en sus “vivo-dito”. Una existencia dolorosa, breve por mano propia, muchas veces ignorada, definitivamente talentosa. Vital y justiciero un documental con altibajos, seductor y celebratorio.