Ilusión adolescente sin límites.
El actor británico devenido director Max Minghella nos presenta su ópera prima, Alcanzando tu sueño (Teen spirit), basada en su propio guion. La trama gira en torno a una adolescente de 17 años, Violet (Elle Fanning), que quiere dejar su pueblo de la Isla de Wight (Reino Unido), donde lleva una vida triste y rutinaria, para triunfar en el mundo de la música como cantante, su máxima pasión y vocación.
Además de asistir al colegio secundario y realizar las tareas de la granja familiar, Violet trabaja los fines de semana como camarera y canta en un local nocturno de cuarta categoría ante una mínima audiencia. Allí la ve Vlad (Zlatko Buric), un hombre extraño, de origen croata, ex cantante de ópera, que alaba las condiciones de Violet y se termina convirtiendo en su manager y tutor cuando la joven se inscribe en un concurso televisivo —llamado Teen spirit— donde se elegirá a la nueva figura joven de la canción del país.
Si bien el tema tratado es remanido y fue abordado en numerosas ocasiones por el cine a través de películas que en muchos casos se convirtieron en verdaderos clásicos, Alcanzando tu sueño tiene su atractivo, cimentado en el acertado desarrollo de los personajes y en las actuaciones. El filme mantiene el interés del espectador cuando muestra la conflictiva relación entre Violet y su madre María (Agnieszka Grochowska), quien al principio se opone a que su hija se vuelque al mundo artístico pero luego va cediendo a los deseos de la adolescente. O cuando vemos el vínculo fraternal, de mentor y discípula, de padre e hija que se produce entre Vlad y Violet aunque también tiene sus momentos álgidos como todo lazo humano. Asimismo, la película dedica un párrafo a las miserias del show business, retratadas en el personaje de Jules (Rebecca Hall), la manipuladora productora del concurso televisivo que pretende que Violet firme un contrato con condiciones leoninas.
Elle Fanning cumple una labor notable como esa adolescente solitaria y parca que sabe lo que quiere y lucha para conseguirlo con decisión y firmeza frente a todos los obstáculos. Deslumbra con su carisma, magnetismo y también con su voz, ya que varias de las canciones del soundtrack son interpretadas por ella. Por su parte, Zlatko Buric, con su mirada profunda y triste, y su economía de gestos compone a un Vlad nostalgioso, alcohólico, sin rumbo, dolido por estar distanciado de su hija, que le encuentra un sentido a su vida desde que conoce a Violet. La química entre ambos logra escenas enternecedoras que calan hondo en el espectador. También son valiosos los trabajos de Agnieszka Grochowska como esa madre rigurosa y distante que luego toma otra actitud frente al sueño de su hija, y de Rebecca Hall, la productora con modos elegantes y refinados, y una sonrisa maléfica que lo dice todo.
En síntesis, la película no tiene mayores pretensiones, se propone contar una historia simple, un poco trillada, pero la cuenta bien y con satisfactorias actuaciones. Aunque en algunos tramos se torna previsible y lineal, consigue atraer al espectador a partir de unos personajes correctamente elaborados y verosímiles. Elle Fanning, con sus apenas 21 años, se pone el film al hombro y sale airosa de tal desafío.