Mi fiel compañera
“Alfa” (Alpha, 2018) es una película dramática dirigida por Albert Hughes y escrita por Daniele Sebastian Wiedenhaupt. El reparto incluye a Kodi Smit-McPhee (The Road), Jóhannes Haukur Jóhannesson (Caín en Noé), Mercedes de la Zerda, Marcin Kowalczyk y Chuck, un perro lobo checoslovaco de cinco años. La voz narradora es puesta por Morgan Freeman.
Europa, 20.000 años atrás. Al joven Keda (Kodi Smit-McPhee), hijo de Tau (Jóhannes Haukur Jóhannesson), ya le llegó la hora de convertirse en hombre, por lo que parte de la tribu lo acompaña en una expedición. Durante un enfrentamiento con una manada de bisontes salvajes, Keda termina siendo arrastrado y tirado al vacío por uno de los animales, aunque su padre trata de evitarlo. Convencidos de que el chico ha fallecido, los demás cazadores abandonan el lugar. No obstante, Keda sobrevivió al ataque y deberá volver a hacerlo cuando unos lobos lo persigan. Totalmente solo y sin saber cómo regresar a su hogar, Keda irá estableciendo una relación de amistad con Alfa, una loba herida que fue dejada de lado por su familia. Con la cercanía del congelado invierno, animal y humano deberán confiar el uno en el otro para continuar con vida.
Con una trama ultra sencilla, el mayor acierto del filme indiscutiblemente pasa por la excelente fotografía del austríaco Martin Gschlacht. Cada paisaje prehistórico resulta todo un deleite para la vista, a la vez que da cuenta de lo vasto, armonioso y solitario que es el mundo. Otro aspecto que hace que la cinta funcione muy bien consiste en la elección de actores no tan reconocidos, que encima hablan una lengua ficticia (pero que en ningún momento nos hace dudar de su realismo). De esta manera nos es más fácil creernos la historia, a la vez que el correcto vestuario también ayuda.
Sin embargo, la cinta está lejos de ser perfecta y puede hacer bostezar a más de uno, en especial en su introducción. Con un comienzo que nos muestra escenas del episodio salido de control con los bisontes, el guión hace que volvamos una semana para atrás hasta llegar de vuelta al mismo suceso. Debido a esto, lo que más espera el espectador (ver a la loba y al chico) se hace desear bastante. Cuando por fin el animal entra en escena, por suerte el interés resurge.
La creencia en las rocas, el respeto a los ancestros, lo difícil que es generar fuego y las adversidades del clima son solo algunos de los elementos que, aunque estén bien retratados, inevitablemente hacen pensar en que esto ya se ha visto en otras producciones. Muchos seres vivos fueron hechos con CGI, no obstante que la loba principal sea real nos hace empatizar con ella de inmediato gracias a su tierna mirada e insistencia por no separarse de Keda una vez que él la echa.
Puede que “Alfa” no sea para nada original, abuse de la cámara lenta en ciertas partes y tenga un inicio que aburra. A pesar de ello, desde lo técnico el filme logra ser maravilloso y la amistad forjada entre hombre y lobo es muy linda de ver.