“Alpha” es de aquellos films que intentan imaginar cómo fue la vida del hombre durante la prehistoria. Dentro de este subgénero de películas hubo distintos exponentes con los más dispares resultados. Muchos recuerdan a “La Guerra del Fuego” (1981) como la más “realista” y cuidada de todas, pero lo cierto es que hubo una gran cantidad de estos relatos que buscan contar los distintos aspectos de la vida del hombre de las cavernas. Roland Emmerich fue el encargado de brindar uno de los últimos exponentes de este género en la tan olvidada “10.000 BC” (2008), una cinta plagada de fantasía e impacto visual que no buscaba para nada la veracidad histórica pero tampoco se destacaba a nivel narrativo.
En el medio de la cuestión se encuentra “Alpha”, un largometraje que busca conjeturar acerca del inicio de la amistad entre el hombre y el perro. Es por ello que la película gira en torno a un joven llamado Keda (Kodi Smit-McPhee), que buscará aliarse con un lobo en la lucha por la supervivencia. El film cuenta un relato épico ambientado en la Europa de hace 20.000 años, durante la última glaciación. En mitad de su primera cacería con el grupo de élite de su tribu, Keda es herido y dado por muerto. Al despertar se encontrará débil y solo, y deberá aprender a sobrevivir y abrirse camino ante la dura y cruel naturaleza. Acompañado a regañadientes de un lobo abandonado por su manada, los dos aprenderán a confiar el uno en el otro, convertirse en aliados y superar los innumerables peligros para intentar encontrar el camino a casa antes de que llegue el letal invierno.
Comencemos diciendo que la historia es algo convencional, pero eso no quita todos los méritos que sumó Albert Hughes (“The Book of Eli”) para realizar un trabajo sumamente prolijo y entretenido. Una trama anticuada en términos narrativos, pero contada con una elegancia impecable y con un excelente desempeño a nivel técnico. En lo referido al aspecto visual resulta realmente sublime lo que hizo Martin Gschlacht con la fotografía de la cinta, que hará que el espectador no pueda despegar los ojos de cada plano que va percibiendo con el correr del metraje.
Por el lado de las interpretaciones, hay que destacar el trabajo de Smit-McPhee (“X-Men Apocalypsis”), cuya composición de Keda demuestra estar invadida de emoción, a pesar de tener que usar un idioma ficticio inventado para la ocasión (otro mérito de la cinta de no incurrir en el facilismo de utilizar el inglés) y tener pocos diálogos. Si bien por momentos puede resultar increíble o inverosímil lo que se nos está contando, el relato en líneas generales se sostiene por ser entretenido y conmovedor al explotar ese vínculo entre el hombre y el animal.
“Alpha” resulta ser un relato emotivo, impecablemente realizado y con un esplendor visual que impacta, en lo que respecta a la historia puede ser algo trillada y desarrollarse en ciertos lugares comunes, pero el camino por transitar no deja de ser placentero.